ACTA DE LA DECIMOTERCERA SESIÓN PLENARIA
En Madrid, a veintidós de mayo de mil novecientos sesenta y
ocho, en el Salón de Embajadores del Ministerio de Asuntos
Exteriores, tiene lugar la XIII Sesión Plenaria de la II
Fase de la Conferencia Constitucional de Guinea Ecuatorial,
bajo la presidencia del Vicepresidente de la misma, Excmo.
Señor Don Ramón Sedó Gómez, Subsecretario de Política
Exterior, y con la asistencia de las Delegaciones del
Gobierno español y de la Guinea Ecuatorial.
La Mesa queda constituida por el Excmo. Señor Don Ramón Sedó
Gómez, el Excmo. Señor Don Gabriel Mañueco de Lecea,
Director General de África y Proximo Oriente, y el Excmo.
Señor Don Gabriel Cañadas Nouvilas, Secretario general del
Consejo Superior de Asuntos Exteriores y de la Conferencia.
El Presidente de la Mesa abre la, sesión a las diecinueve
horas y quince minutos, y dice:
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Se abre la sesión. Tiene la palabra el Sr. Econg.
EL SEÑOR ECONG ANDEME (DON PEDRO):
Muchas gracias, señor Presidente.
Señor Presidente: Tomo la palabra ante esta Conferencia
Constitucional amparando a la representación que ostento
como Procurador en Cortes por Río Muni por un lado; por otro
como Secretario Adjunto del Partido Político "IPGE”; por
tanto, miembro del Secretariado Conjunto Guineano. Y a tenor
de la declaración hecha por el Gobierno español en el
sentido de que "la Constitución será el resultado de un acto
de libre voluntad del pueblo guineano y no un acto
legislativo del Estado español".
En efecto, una Constitución debe ser, ante todo, un acto de
realismo. La idea constitucional es por ello una idea
política. La Constitución, como documento jurídico, como
regla técnica a mi modo de entender, es el instrumento o
medio adecuado al servicio de la constitución política. Por
otra razón, creo que antes de entrar en el examen de un
proyecto constitucional desde el punto de vista
técnico-jurídico, la primera cuestión que debe plantearse es
si este proyecto constitucional responde políticamente o no
a las exigencias o aspiraciones del pueblo al que esté
destinado.
Para poder juzgar si el proyecto constitucional que nos fue
presentado por la Mesa es o no aceptable para, el pueblo
guineano, lo primero que tendría que habernos explicado la
Mesa es los fines o resultados políticos que el pueblo
guineano, a su juicio, desea alcanzar, y luego cómo esos
fines pueden alcanzarse por medio de las reglas técnicas en
un proyecto constitucional.
Mi idea es que si la Mesa hubiese procedido así, nosotros
podríamos haber comprobado, si estábamos o no trabajando, en
el mismo sentido. Porque nosotros, los guineanos, sí que
sabemos muy bien los fines políticos y los modos políticos a
los que aspira nuestro pueblo, y por eso estamos mejor
capacitados que la Mesa para juzgar y decidir al amparo de
la responsabilidad que pesa sobre nosotros ante Dios y ante
el pueblo que aquí representamos, sobre la viabilidad o la
procedencia del proyecto constitucional que nos proponen.
He de reconocer abiertamente que nosotros carecemos de la
técnica constitucional suficiente para poder decir si el
proyecto de la Delegación española es bueno o malo. Pero
tenemos la experiencia política guineana y africana
suficiente para decir rotundamente que dicho proyecto y las
notas presentadas últimamente no nos sirven. No nos sirven,
porque no satisfacen tácitamente ninguna de nuestras
profundas aspiraciones políticas. Como seguramente la
Delegación española no conoce cuales son estas aspiraciones
guineanas, me voy a permitir definirlas, porque yo sí creo
que todo aquello que es sinceramente sentido y está bien
concebido y bien conocido, si se quiere, puede ser definido
utilizando cualquier medio de interpretación, y siento que
el Sr. Gómez de Aranda aquí presente, haya dicho lo
contrario en su magnífica intervención del pasado día 14 de
los corrientes, ante esta Conferencia reunida en pleno.
Nuestra primera y más profunda aspiración política es LA
INDEPENDENCIA TOTAL de nuestro pueblo para el 15 de julio de
1968. Claro sabemos que esta independencia total, de hecho,
no existe ni puede existir para ningún pueblo, y por eso no
la confundimos con la ilusión de la autarquía nacional. El
pueblo de Guinea Ecuatorial necesita, porque no está solo en
el mundo, y porque su progreso y desarrollo dependen
fundamentalmente, de su capacidad de relación con otros
pueblos y con otras civilizaciones. Necesita repito, de
España, primero, y del resto del mundo después. En este
sentido, la independencia para nosotros significa hacer
depender de nosotros mismos el futuro de nuestro pueblo y
hacer depender de nuestra libre voluntad colectiva nuestras
futuras obligaciones o dependencias. Pues .señores,
concretamente me cabe decir en este momento qué el proyecto
constitucional de la Mesa, no parece entender así nuestras
aspiraciones y nuestra idea de la independencia, en la
confianza y en el amor que a nosotros nos inspira.
La Delegación guineana no busca la independencia para los
políticos de la Guinea Ecuatorial, sino para todo el pueblo.
No para que unos elegidos o favorecidos por el azar o por la
potencia administradora se independicen de la pobreza y del
anonimato colonial, sino para que todo el pueblo pueda con
su independencia acceder al bienestar y a la afirmación
colectiva de su personalidad. Toda la arquitectura barroca y
complicada del proyecto constitucional- de la Mesa descansa
sobre el Tribunal Supremo, que es la máxima Autoridad
decisoria en los conflictos constitucionales y en muchos
otros de primera importancia política.
El Título VIII del citado proyecto dice en su artículo 5° lo
siguiente: "La Administración de justicia corresponde al
Tribunal Supremo y a aquellos Organismos judiciales que una
Ley orgánica, determine". El artículo 53 dice: "Los
Magistrados y Jueces en el ejercicio de sus funciones sólo
están sometidos- a la autoridad de la Ley. La función
pública judicial se regulará mediante Ley orgánica con
arreglo a los principios de la independencia, inamovilidad y
responsabilidad". El artículo 54 del mismo proyecto
establece que el Tribunal Supremo, conocerá de los recursos
de casación y revisión y será juez único de las pretensiones
en que tuviera implicada la Administración Pública. También
le corresponderá en la forma determinada por las leyes el
control de los presupuestos y contabilidad del Estado.- El
artículo 55 dice: "El Tribunal Supremo en pleno resolverá
los recursos que se produzcan en materia electoral". Más
atención me llama el contenido del artículo 56 al indicar
que el mismo Tribunal Supremo será el más alto órgano
consultivo del Estado en materias jurídicas.
Igualmente cabe estudiar con bastante precisión el: con
tenido de los artículos 57 y 58 al indicar que el Presidente
y los Magistrados del Tribunal Supremo, nombrados por
Decreto del Presidente de la República entre miembros de la
carrera judicial o juristas de acreditada competencia, serán
inamovibles y cesarán en sus funciones al cumplir el límite
legal de edad, y que la responsabilidad del Presidente de la
República y los Ministros en sus funciones se exigirá ante
el Tribunal Supremo, así como las demás atribuciones
señaladas a dicho Tribunal en los artículos siguientes:
Artículo 10, letra h), que dice: "La emigración y la
inmigración. La Ley de Orden Público y otras medidas
referentes al ejercicio de la libertad de domicilio
requerirán previo dictamen del Tribunal Supremo". El
artículo 27, número 8, letra f ) , apartado 3º y siguiente
letra g) dicen textualmente: "Con ocasión de la formación de
los presupuestos bienales, se realizará un estudio técnico
de la distribución real de la carga fiscal, tomando los
datos de la liquidación de ingresos presupuestarios del
ejercicio anterior. Este estudio se atendrá en líneas
generales a los siguientes criterios: los impuestos directos
sobre la Renta se imputarán al territorio donde se han
obtenido, los impuestos indirectos sobre tráfico interior y
exterior, así como consumos específicos, se imputarán a cada
provincia según el número de habitantes, los impuestos sobre
transmisiones patrimoniales y sucesiones se distribuirán de
acuerdo con el mismo porcentaje que resulte aplicable a los
impuestos directos sobre la Renta, las tasas y
contribuciones especiales, a la Administración que preste el
servicio o realice la obra, los ingresos patrimoniales a la
provincia donde estén sitos los bienes. El estudio será
realizado por una comisión presidida por un Magistrado del
Tribunal Supremo e integrado por técnicos financieros de
ambas provincias". Lo dispuesto en el artículo 31 dice: "Si
durante la elaboración de una Ley, el Gobierno y la Asamblea
estuvieran en desacuerdo sobre la admisibilidad de un
proyecto, proposición o enmienda, a tenor de lo previsto en
los artículos 27, 28 y 30 de la Constitución, la cuestión
será decidida en el plazo de 15 días por el Tribunal Supremo
en pleno".
De la misma forma merece hacer objeción al contenido del
artículo 36, al declarar que el Presidente de la República
puede solicitar de la Asamblea General una autorización para
regular durante un periodo de tiempo, mediante Decreto,
materias reservadas a las leyes. El mismo artículo continúa
diciendo que las disposiciones adoptadas en virtud de esta
autorización deberán ajustarse a tenor de la misma y
exigirán además el dictamen previo del Consejo Nacional y
del Tribunal Supremo.
Señores Delegados, no quisiera distraer vuestra atención con
esta mi intervención, pero como había dicho anteriormente,
la responsabilidad del futuro de Guinea pesa sobre sus hijos
que aquí presentes están negociando con el Gobierno español,
por tanto, sabe estudiar con singular atención ciertos
puntos que a mi parecer comprometen ese futuro inmediato.
Entrando en más estudio de fondo del proyecto que nos ha
sido presentado, nos encontramos nuevamente con el artículo
44 que al hablar del Consejo Nacional nos dice: "El Consejo
Nacional se compondrá de un Presidente que será el del
Tribunal Supremo o por delegación suya un Magistrado del
mismo y de seis consejeros elegidos tres por cada provincia
entre los miembros de cada Diputación". Igualmente invito a
la Conferencia a estudiar sin pasión el contenido del
artículo 50, que en su segundo párrafo dice: "El Presidente
de la República es obligatoriamente consultado por los
Presidentes de las Diputaciones Provinciales en materias que
aun siendo de competencia provincial puedan afectar al
interés del Estado. El Presidente de la República podrá
suspender en todo caso los acuerdos del Presidente de la
Diputación de la Provincia si los estima contrarios ala Ley,
dando cuenta inmediatamente al Tribunal Supremo en pleno,
que resolverá sobre la cuestión de legalidad de los
mismos".
Pues señores, mi conclusión después de todo cuanto acaban de
escuchar, es que todo nuestro porvenir constitucional, y
toda nuestra independencia política dependería, según el
proyecto de la Mesa, de unos hombres que hoy no existen en
Guinea Ecuatorial, de un procedimiento de designación en el
que el pueblo no interviene, y de una organización judicial
que no es guineana. La simple lectura del artículo 57 que
dice: "El Presidente y Magistrados del Tribunal Supremo,
nombrados por Decretos por el Presidente de la República
entre miembros de la carrera judicial o juristas de
acreditada competencia, serán inamovibles y cesarán en sus
funciones al cumplir el limite legal de edad", nos
convence plenamente que con el proyecto de la Mesa - y que
me perdone la Mesa porque mi intención no es la de ofender
-, la independencia de Guinea Ecuatorial significaría la
dependencia de nuestro pueblo de la Administración de
Justicia Española, ya que, por desgracia y no por nuestra
culpa, en el día de la independencia no contaremos con
ningún juez ni jurista de las condiciones exigidas para
formar parte del Tribunal Supremo por el citado artículo 57,
cuya lectura acaban de escuchar.
Otra segunda conclusión mía y casi final a este estado de
cosas, es que el Tribunal Supremo pasa a ser el nieto del
extinguido Gobierno General, y por derecho natural, hijo de
la Comisaría General.
Como Uds. verán distinguidos señores, no he querido ofender
a nadie, pero si alguien se considera ofendido, que me
perdone, y que ello se ha debido seguramente a la falta de
una dialéctica adecuada que es consecuencia de mi escasa
preparación cultural, y entre ella, he querido manifestar lo
que siento con respecto a nuestra futura independencia y al
proyecto que nos ha sido presentado por la Delegación
española.
He insinuado repetidas veces a lo largo de esta intervención
que los guineanos aquí presentes en esta Mesa Constitucional
somos responsables directos ante el pueblo guineano de los
resultados funestos que una Constitución impuesta pueda
traernos. Veintitrés miembros de la Delegación 'guineana
presentaron a la Mesa un Proyecto de Constitución que
creemos ser la solución de uno de los problemas que el
colonialismo ha engendrado en nuestro país tal como el
tribalismo. Este proyecto garantiza las aspiraciones de las
comunidades diferenciadas que integran nuestros territorios,
elevándolas a mayor conciencia nacional, y deja abiertos los
horizontes para el desarrollo político, económico y social
de nuestro pueblo. Es el único proyecto que para estos fines
podemos llevar para nuestra Guinea Ecuatorial, y el único
que puede garantizar la personalidad de nuestra pequeño país
ante los demás países, africanos independientes y ante el
mundo internacional. Muchas gracias.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Agradezco las palabras del Sr. Econg. Esta es la última vez
que lo repito. Seguramente debido a que las Actas se
distribuyen con algún retraso, por dificultades de tipo
mecánico, algunos Delegados no se enteran bien de lo que
dice la Mesa respecto al carácter del proyecto que se toma
como base para la discusión. No es un proyecto de la Mesa.
Lo hemos dicho una y mil veces. Es un proyecto elaborado
por una Comisión hispano-guineana, que ni la Delegación
española ni la Mesa han hecho suyo. Por eso, cada vez que
se contradiga esta evidencia, me veré en la necesidad de
poner .las cosas en su punto.
Por lo demás, la intervención que acabamos de oír está
dentro del orden del día.
Quizá el único error del Sr. Econg es atribuir cierta
aceptación por parte de la Mesa de los principios que
figuran en el proyecto hispano-guineano, La crítica que ha
hecho del mismo cae perfectamente dentro de sus funciones
como Delegado y la ha hecho de una forma objetiva.
Creo que el Sr. Martín Villa, sin embargo, tiene algo que
decir al respecto.
EL SEÑOR MARTIN VILLA:
Señor Presidente, era para una cuestión de orden, pero que
de alguna manera me lo ha aclarado la lectura de buena parte
de la intervención del .Sr. Econg, porque alguna de las
cosas que decía me sonaban, o sea que ya las había leído, y
quería preguntar - porque yo he faltado estos dos días, por
lo que ruego a la Presidencia y a la Conferencia que me
perdonen por esto - si es que en estos días la Mesa ha hecho
una propuesta que yo desconociera, porque iba a plantear lo
mismo que ha dicho el Sr. Presidente. En todo caso, creo
que para la sesión de hoy varios Representantes guineanos
han pedido la palabra. Pero creo que realmente esto es estar
engendrando un sistema totalmente obstruccionista para la
buena marcha de esta Conferencia, en liarnos nuevamente en
cosas que ya hemos tratado, en repetir artículo por
artículo, en uso de una técnica parlamentaria que nos es muy
conocida y que de alguna manera entraña en el Sr. Econg una
autoacusación, porque indica que parece que España tuviera
deseos de hacer que los resultados electorales fueran
previamente determinados, lo cual no dice mucho en su favor,
ya que él está elegido Procurador en Cortes bajo la
Autonomía, bajo el régimen autonómico actual. Muchas
gracias, Señor Presidente.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
¿Quiere contestar el Sr. Econg?
EL SEÑOR ECONG ANDEME (DON PEDRO):
Sí, quiero hacer nada más que una pequeña aclaración.
Aquí me he referido concretamente a dos trabajos; por un
lado, al proyecto de Constitución que elaboraron los
Técnicos del Ministerio; y por otro, a la lista de
competencias que hace unos días nos dieron, respecto a
cuáles han de ser las competencias de la Provincia y del
Estado.
Yo recuerdo haber dicho que esos dos trabajos no nos
sirven.
EL SEÑOR MARTÍN VILLA:
Perdón, Señor Presidente. No quería hacer uso de la
palabra, porque no quiero obstruir, para no seguir malos
ejemplos de esta Conferencia, pero la intervención de los
Representantes guineanos así lo exige.
El Sr. Econg no se ha referido ni una sola vez al proyecto
elaborado por los Técnicos, porque ha dicho, maliciosamente:
"proyecto elaborado por la Mesa". En ningún momento se ha
referido a la distribución de competencias.
El Sr. Econg, con unos párrafos entresacados y con
acusaciones veladas, lo único que ha hecho es entretenernos
durante bastantes más minutos de los que requiere un
problema tan importante como es la independencia - con la
mayor brevedad, dentro del orden necesario - de su propio
pueblo; entretenernos con lecturas reiteradas de artículos
de un escrito que ya, es conocido por todos y cuyo origen no
está en la Mesa sino en los Técnicos.
Es ahora cuando el Sr. Econg habla de los Técnicos; es ahora
cuando el Sr. Econg habla de las competencias; pero hasta
ahora ninguna de las dos cosas, maliciosamente, las había
indicado.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
El Sr. Econg tiene la palabra.
EL SEÑOR ECONG ANDEME. (DON PEDRO):
Lamento que el Sr. Martín Villa no estuviera en la sesión de
ayer. Aquí, creo que estamos reunidos para debatir sobre la
lista de competencias que nos presentaron. Yo, antes de
entrar en ese estudio, he querido volver un poquito atrás en
la cuestión del Tribunal Supremo, que había pasado a todos
desapercibida. Creo que estoy en mi perfecto derecho, si
estamos elaborando aquí una Constitución para Guinea, que
pueda objetar con plena libertad lo que me parece oscuro,
como son todas las funciones atribuidas al Tribunal Supremo.
A mí me interesa que se de a la Provincia o al Estado
cualquier competencia. Pero lo que a mí me ha parecido
bastantes sospechoso es que, no disponiendo Guinea
Ecuatorial de ningún juez ni de ningún jurista capacitado,
según las condiciones que exige el artículo 58 del proyecto,
tengamos que tener un Tribunal Supremo, que será lo que es
hoy día la Comisaría General en Guinea Ecuatorial.
Yo no creo que haya ido más allá del Orden del Día de esta
reunión. Si el Sr. Martín Villa lo ha interpretado así, yo
creo que ha sido consecuencia de que ayer no tuvo tiempo o
no quiso asistir a la reunión.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Al Sr. Nsue tiene la palabra para una cuestión incidental.
Hay otros oradores inscritos.
EL SEÑOR NSUE ANGUE (DON JOSÉ):
Yo quiero rogar a la Mesa que se mantenga el clima de
armonía, porque la malicia del Sr. Econ., según dice el Sr.
Martín Villa…
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Pido al Sr. Martín Villa que retire la palabra “malicioso”.
EL SEÑOR MARTIN VILLA:
Creo, Señor Presidente, que lo que está bien claro con
independencia de mis expresiones, es mi deseo de que los
objetivos de esta Conferencia se cumplan lo más rápidamente
Posible. Si realmente yo he interpretado mal las palabras
del Sr. Econg, pido perdón por ello.
Pero insisto en que nunca se ha hablado, en la intervención
del Sr. Econg, de un proyecto de los Técnicos, sino de la
Mesa, ni de distribución de competencias, sino de repetir
los textos que ya la Conferencia conocía, en una actitud que
a mí me ha parecido obstruccionista y que desearía que no
fuera así.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Queda la idea de la intervención del Sr. Martín Villa
salvada y se retira de la misma la palabra "malicia", que no
añade nada a la solidez de su argumentación.
El Sr. Cañadas tiene la palabra para una cuestión
incidental.
EL SEÑOR CAÑADAS NOUVILAS:
Quisiera simplemente, a efectos de que conste en el Acta,
mostrar mi extrañeza de que el Sr. Econg nos hable del
Tribunal Supremo como de una posible imposición del Gobierno
español, cuando está bien claro que en el proyecto
hispano-guineano, el Tribunal Supremo que se concibe es
total y absolutamente guineano. Estará integrado por
funcionarios guineanos de la carrera judicial, y es de
esperar que llegarán a alcanzar el grado de magistrados y
serán capaces de ocupar el Tribunal Supremo.
Además, mi perplejidad - y perdón por mi perplejidad en
estos momentos aumenta al contemplar que en el documento que
el Sr. Econg, entre otros, firmó presentando una fórmula,
hay varios artículos que conceden al Tribunal Supremo las
mismas o mayores atribuciones que las que otorgaba el
proyecto hispano-guineano. Muchas gracias.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Tiene la palabra el Sr. Econg.
EL SEÑOR ECONG ANDEME (DON PEDRO):
Yo no sé por qué se interpretan mal las cosas. En uno de los
artículos a que he dado lectura se dice que el Presidente y
los Magistrados del Tribunal Supremo son inamovibles hasta
cumplir la edad reglamentaria.
Otro de los argumentos en que me he fijado es que nosotros
el día de la independencia no tendremos ni un juez ni
juristas en las condiciones que exige esta Constitución. Y,
por tanto, entiendo que todos los que compondrán el Tribunal
Supremo serán españoles peninsulares, porque hasta por lo
menos dentro de diez o veinte años no podremos tener un juez
que asuma la responsabilidad del Tribunal Supremo.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Estamos discutiendo un asunto que no está en el Orden del
Día, aunque es muy interesante.
Todas las aclaraciones que se le pueden ofrecer al Sr. Econg
son en el sentido de que no hay propósito alguno de crear
una institución al servicio del Gobierno español en la vida
política guineana.
El Sr. Barreiro quiere hacer alguna aclaración.
EL SEÑOR BARREIRO MOURENZA:
Señor Presidente, en cuanto puede ayudar al discurrir normal
de los trabajos de la Conferencia, parece conveniente
aclarar algunas de las dudas que ha manifestado el Sr. Econg.
Creo que la utilización del Tribunal Supremo como órgano
moderador, como poder arbitral entre el juego político que
ha de desarrollarse en el resto de los organismos e
instituciones de la nueva nación, no encierra ninguno de los
peligros que él acaba de acusar. Un órgano judicial como el
Tribunal Supremo, si bien con naturaleza mixta, como se
configura en el proyecto a que el Sr. Econg acaba de
referirse, no tiene ninguna facultad ejecutiva que pueda
hacer pensar en la más remota analogía entre esta
Institución y el Gobierne General o la Comisaría General.
Sin embargo, creo que la intervención del Sr, Econg, salvo
este pequeño malentendido, que arranca, probablemente de no
meditar exactamente sobre el alcance de la Constitución
tiene algo de constructiva, porque si lo hubiera hecho no
hubiera incurrido en el error de pensar que se estaba
tratando de Magistrados y de miembros de la Carrera
judicial, por ejemplo, porque el proyecto de Constitución no
puede referirse en modo alguno a los funcionarios o a los
ciudadanos españoles una vez que la Guinea haya obtenido la
independencia.
Esto no significa que las dificultades de personal con que
pueda encontrarse el nuevo sistema, el nuevo país, no pueden
ser solucionadas por la vía de la asistencia técnica, que
puede incluirse (ésta es una idea, y creo que se ha
utilizado en otros casos) mediante el nombramiento de
auténticos Magistrados guineanos, asistidos técnicamente por
los funcionarios procedentes de España o de los demás
países, si el Gobierno guineano lo estima conveniente.
En cuanto a los otros extremos de su intervención, por lo
demás, me parecen muy positivos, porque denotan un afán de
llegar a conclusiones útiles.
He visto, por ejemplo, que el problema de la inamovilidad,
que le ha preocupado, merece una consideración, a mi juicio.
No quiero decir con esto que me pronuncie en este momento,
pero, evidentemente, si la Delegación guineana estima que el
Presidente debe estar sujeto a un mandato cronológicamente
limitado, me parece que es un sistema muy aceptable, y no
habría ningún inconveniente en que el Presidente o
Magistrado fuese elegido por un determinado periodo de
tiempo. Hago esta declaración para favorecer la continuidad
de un diálogo, que si se inicia en este momento y que si se
mantiene, creo que, efectivamente, puede llevarnos a
resultados positivos. .Muchas gracias, Señor Presidente.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Tiene pedida la palabra el Sr. Mba.
EL SEÑOR MBA (DON ANDRÉS MOISÉS):
Muchas gracias, Señor Presidente.
Mi intervención de esta tarde va a estar dirigida más bien a
mis hermanos de Fernando Póo. Porque yo entiendo y
comprendo perfectamente que con ellos vamos a convivir y el
problema nos afecta directamente a las dos partes.
Hemos intentado en varias ocasiones encontrar alguna
solución de entendimiento; en ciertas ocasiones nos hemos
reunido con parte del Grupo Bubi, encabezado por el Sr. Gori
tratando de buscar una solución viable. Desgraciadamente,
cuando las cosas tienden a salir mal, no tienen remedió. Por
otra parte, también hemos intentado atraer a la Minoría
Fernandina, lo cual sigue siendo imposible, por lo que
llegamos a la conclusión de que si no podemos llegar a un
entendimiento deliberando las bases de nuestra
independencia, tampoco podremos gobernarnos por nosotros
mismos.
Después, de seguir de cerca las distintas intervenciones de
ambas Delegaciones, así como el asesoramiento de los Señores
Técnicos que nos asisten, hemos observado con atención la
posición equilibrada de la Delegación española, para llegar
a concurrencias de criterio válidas para adelantar nuestro
trabajo, y las dificultades que se están teniendo que
superar y que me atrevo a calificar de insalvables, cuando
un pequeño Grupo Bubi, torpedea cualquier posibilidad de
llegar a un acuerdo, variando casi continuamente su posición
o no manteniendo una posición definitiva y clara. Es muy
difícil llegar a negociaciones cuando lo que se desea es no
negociar. .Nada adelantaríamos haciendo sugerencias a la
posición de la Delegación española, sobre normas
constitucionales referentes a la salvaguarda de la
personalidad provincial, o de Fernando Póo, porque esta
misma posición tampoco es aceptada por la minoría a que
antes me he referido, y nuestro camino no sería trayectoria,
sino dar vueltas sobre el mismo punto sin llegar a
conclusión ninguna.
Por ello nos reafirmamos en todos sus puntos en el Proyecto
de Constitución, que obra como documento presentado por el
SECRETARIADO CONJUNTO GUINEANO, con fecha 9 de mayo actual.
En ese documento se contienen especificadas todas nuestras
sugerencias y aspiraciones, por lo que rogamos sea
considerado como elemento básico de trabajo y discusión de
aquellos puntos que se consideren necesarios por el grupo
que no lo ha suscrito.
Entendemos que esta es la única forma de progresar en
nuestra tarea.
El Gobierno español entiende, según nos interpretan los
Técnicos de la Conferencia, que salvaguardar la personalidad
de Fernando Póo, es la separación de competencias entre el
Estado y las Provincias; ahora bien, el Grupo Bubi al no
admitir este principio, sólo me cabe una pregunta: o sobra
el Decreto del Gobierno español, o admitimos criterios
(personales) propios.
Nada más, Señor Presidente, muchas gracias.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Muchas gracias. El Sr. Gori tiene la palabra.
EL SEÑOR .GORI MOLUBELA (DON ENRIQUE):
Muchas gracias, Señor Presidente.
No quería intervenir en esta cuestión, pero me veo obligado
a hacerlo porque se ha hecho alusión nominal a Enrique Gori
sobre mi intervención del otro día que, según el Orden del
Día que habíamos establecido, hicimos uso de la palabra
algunos miembros de la Delegación de Fernando Póo.
Cada vez que hemos venido a Madrid, la Delegación conjunta
de Guinea se ha reunido en mi casa, conmigo personalmente,
para ver de poder llegar a concretar algún punto de
partida.
Lo que él dice que es imposible por parte de los Bubis, no
es cierto. A lo largo de varios años, lo sabe él
perfectamente como miembro de la Asamblea General, que
cuando se ha hablado de los problemas que se plantearon ante
la dualidad de criterios en el actual órgano ejecutivo de
régimen autónomo y en la Asamblea General, habíamos hecho la
sugerencia varios miembros de la Asamblea, tanto de Río Muni
como de Fernando Póo, y en alguna reunión de la Comisión de
Gobierno - a la que él no pertenece - a los miembros
compañeros, para que siempre y cuando hubiese alguna
proposición, presentasen por escrito documentos o
sugerencias. Ha llegado siempre el momento y nuestros
compañeros se han venido con que no han tenido tiempo para
preparar documentos, y cuando ha llegado el momento se han
salido siempre por la tangente. Esto consta en muchas
actas.
También él conoce perfectamente que con ocasión de la
reunión de la Asamblea General de las Diputaciones de toda
España, celebrada en Barcelona hace dos meses, que no
.conocía nadie de Fernando Póo, a excepción de D. Alfredo
Jones, que conocía el anteproyecto; unas ideas de una
posible Constitución para Guinea Ecuatorial se las leí en
Barcelona y lo mismo a Andrés Moisés, y le parecieron
acertadas, y recuerdo que a nuestro regreso de Barcelona
coincidimos en el Bar Toronto, frente a la Presidencia del
Gobierno, en Castellana, 4-, con mi compañero Ngomo, quien
me pidió una copia y no la tenía en la mano.
Efectivamente, sobre estos puntos habíamos traído y los
entregamos en esta Mesa, en esta Sala, cuando la Delegación
española, a petición y a propuesta de Río Muni, se marchó y
nos dejaron solos exclusivamente a la Delegación de la
Guinea Ecuatorial, y presenté aquí aquellas proposiciones,
que fueron en parte aceptadas por la Comisión integrada por
parte de Río Muni y por parte de Fernando Póo y se
incorporaron al escrito previo que sirvió de base para la
elaboración que ahora se trata de ignorar, libre y
voluntariamente, como documento hispano-guineano. No es
hispano-guineano; se llama hispano-guineano por cuanto en la
elaboración de esto aprovechamos y se utilizaron a los
Técnicos españoles en esta Mesa, porque a petición nuestra
se digo que nos asesoraran en cuanto a los textos
presentados. Si los compañeros de Río Muni no presentaron
nada, la culpa no fue de Fernando Póo.
Hubo alguien, que si mal no recuerdo fue José Nsue, que
pidió que se esclareciese, en vista de que tenía algunos
recelos en vista de una segunda declaración del Gobierno de
España de independencia unitaria de Guinea Ecuatorial,
salvaguardando la personalidad de Fernando Póo; y
preguntaron insistentemente qué significaba esta
salvaguarda. Se hicieron varias declaraciones por parte de
la Representación española y el Sr. Gómez-de Aranda habló de
competencias territoriales y competencias del Estado y de la
Provincia, y entonces se volvió a insistir en que se
enumeraran esas competencias. Se enumeraron. La Delegación
española las entregó y sobre estas competencias es el
problema en el cual tenemos que poner nuestras sugerencias,
tanto los Bubis, tanto los Ndowes, como los que sean. Las
sugerencias que he leído eran en relación sobre estas bases
de trabajo que todos habíamos pedido: las competencias
estatales, las competencias provinciales, las competencias
políticas. Cada uno puede presentar sus sugerencias. Lo
que no está bien, señores, es echar la culpa a los Bubis,
porque ni los Bubis ni nadie lo torpedea. Lo que no se puede
decir es que con lo que ha presentado Fernando Póo
capitaneado por Enrique Gori - que se dice fácilmente, sin
contenido probatorio - es que nos tratamos de imponer. La
Delegación española no ignora que desde el primer día de la
primera fase de la Conferencia, la Delegación de Fernando
Póo hablamos de una separación total, absoluta, de Río Muni.
El Gobierno español, en su altísimo criterio, barajando
conceptos políticos, circunstancias, motivos económicos y
políticos, dijo que no había tal separación política, que no
hay tal separación de Estados, sino un Estado unitario; y
los de Fernando Póo hemos presentado el anteproyecto de
Constitución que hablaba de la independencia de Fernando Póo.
Los Técnicos, en cuyas manos nos hemos puesto, nos lo han
desechado. Los de Fernando-Póo que suscribimos aquel
escrito, el primero yo, hemos aceptado el rechazo, salvo en
aquella parte que pueda ser aceptable en cuanto al
articulado, que es lo que nos obliga y que nos compete hoy
estudiar. Lo que no puedo permitir precisamente es que se
esté diciendo que nosotros los Bubis estamos torpedeando la
Conferencia; porque lo que Uds. afirman gratuitamente, yo lo
niego gratuitamente también.
Traigan Uds. sus enmiendas sobre estos textos y no digan que
los Bubis han dicho eso. Igual que han rechazado nuestro
anteproyecto la Comisión técnica de la Delegación española,
porque, al fin y al cabo, es España la que nos da la
independencia. Se ve que estas propuestas que he hecho el
otro día no se ajustan exactamente al criterio del Gobierno
español con relación a la independencia unitaria de la
Guinea Ecuatorial y a la salvaguarda de la personalidad de
Fernando Póo; por eso las rechazaron y nosotros lo aceptamos
y agachamos las orejas. Cada uno que defienda la suya.
EL SEÑOR MBA (DON ANDRÉS MOISÉS):
No me gustaría tratar de entrar en discusión, porque no
viene al caso. Aquí realmente lo que interesa es que haya
entendimiento y podamos trabajar. Muchas gracias, Señor
Presidente.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Muchas gracias; constituye un propósito muy loable Señor
Nsue, para una cuestión incidental.
EL SEÑOR NSUE ANGUE (DON JOSÉ):
Yo apelo a las palabras que acaba de decir Andrés Moisés, en
el sentido de que aquí el problema, por lo visto, Señores
Delegados españoles, es que esto corresponde a la Provincia
y aquello no, según la lista de competencias que nos han
hecho, casi no tiene mucha importancia, sino lo que acaba de
plantear Andrés Moisés: ¿qué entiende cada una de estas
competencias entregadas? Yo me acuerdo que la lista a que se
refiere Enrique Gori y las charlas que tuvimos allí, cuando,
fuimos a Barcelona, y además él lo ponía como ejemplo, era
cómo habían marchado durante el Régimen Autónomo
concretamente las dos Provincias, y me decía: José ¿Por qué
las dos delegaciones han marchado? ¿Por qué la
Administración ha sido separada? Y creo que también defendí
una descentralización administrativa. Pero cuando la cosa
viene a complicarse con órganos del Estado y todo lo demás,
ya las garantías políticas es donde entra el problema. Ya
sabemos que aquí existe una Ley de Administración Local,
donde la Diputación tiene una competencia que nadie puede
quitársela. Pero el problema está en que no es solamente la
cosa económica de la Administración, sino que Fernando Póo
entiende que debe constituirse en un Estado. Por eso, yo
pregunto al Sr. Gori si aquello tenía que tener más
explicación todavía, porque al decir que dentro de la
modalidad política cabe la modalidad federativa, el problema
se complica.
EL SEÑOR NGOMO NANDONGO (DON FEDERICO):
Muchas gracias, Señor Presidente. A mí se me está cayendo
grande el pensar sobre tantas peticiones de palabra con la
simple expresión de "cuestión incidental"; ya estoy viendo
que cuando hace falta, se cambia con ello el rumbo del Orden
del Día de la Sesión y siempre llegamos a otras cuestiones
incidentales. ¿Por qué las cuestiones incidentales no son
atendidas después de las intervenciones? Así ahorraríamos
tiempo y ganaríamos en eficacia.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Tiene usted toda la razón, pero no puedo saber si la
cuestión es incidental o no hasta que el orador se haya
expresado suficientemente.
El Sr. Gómez de Aranda, que ha sido también aludido, pide la
palabra y se la voy a conceder.
EL SEÑOR GÓMEZ DE ARANDA (DON LUIS):
Renuncio, Señor Presidente,'aunque entiendo que es mucho más
útil este diálogo, a la lectura de grandes alegatos.
Renuncio al uso de la palabra.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Muchas gracias, Señor Gómez de Aranda. Con este proceder
está colaborando al éxito de. la Conferencia. Tiene la
palabra el Señor Macías.
EL SEÑOR MACIAS NGUEMA (DON FRANCISCO):
Muchas gracias, Señor Presidente. Antes de hablar quisiera
que se haga constar en Acta que la mayoría de mi pueblo, la
mayoría de Guinea Ecuatorial desea la independencia y que se
proclame oficialmente el día 15 de ¿julio de 1968. Y
después, Señor Presidente, en varias Actas de esta segunda
fase de la Conferencia he podido observar que no se han
recogido mis intervenciones de acuerdo con mis
manifestaciones. Por error involuntario de los taquígrafos,
que no les echo la culpa, todo ello como consecuencia de mi
forma de hablar como africano. Por lo que me veo precisado
a darlo por escrito. Aunque no me gusta. Que recojan estas
palabras. Señor Presidente, he pedido que nadie me
interrumpa cuando yo vaya a leer el texto. Que yo termine de
leer. El que quiera responderme que me responda después.
Otra cosa, para no olvidarme. Rechazo unas palabras del Sr.
Gómez de Aranda, que es una sugerencia - no trato de
atacarle -es una sugerencia que hizo con respecto a las
elecciones por compromisarios que mi pueblo no aprobaría.
Que los taquígrafos lo hagan constar, porque yo, con el
compañero Sr. Watson, hemos preferido las Actas para
enterarnos de la opinión pública de la Guinea Ecuatorial,
cómo querían la forma de Gobierno, y adoptar un régimen
presidencialista. Por lo tanto, rechazo yo automáticamente
las elecciones por compromisarios, que la Guinea Ecuatorial
no lo admitirá jamás.
Después, voy a leer el escrito. Muchas gracias, Sr.
Presidente.
A mí me gusta hablar siempre directamente y a las claras,
pero esta vez, debido a la importancia del momento ya mi
deseo de que quede bien sentado en el Acta y sin lugar a
dudas de ninguna clase, cual es mi posición, me veo en la
necesidad de leer este documento que he preparado.
Hasta ahora los debates celebrados en esta segunda fase de
la Conferencia no han sido más que puras manifestaciones de
voluntad:
La voluntad de la Mesa de querer imponernos un texto,
constitucional elaborado por los Técnicos de la Delegación
española.
La voluntad de la mayoría de la Delegación guineana de
querer imponer al Gobierno español el texto constitucional
elaborado por nosotros.
Y, entre otras, las solitarias voluntades de los buscadores
de beneficios personales, en fuentes de poder ajenas a
nuestro pueblo, primero actuando en el extranjero contra el
Gobierno español y después en nuestro país y ahora aquí en
la Conferencia, actúan contra nuestra propia Delegación,
siempre a espaldas del pueblo guineano, incapaces de
demostrar aquellas actuaciones que llevaron a cabo
anteriormente en pro de nuestra INDEPENDENCIA.
Dejando de lado a nuestros hermanos que buscan satisfacer
sus ambiciones por el camino de la traición y de la
discordia entre nosotros, y dejando también de lado las
otras voluntades, por ir en contra de las aspiraciones de
unidad de nuestro pueblo y contra la decisión del Gobierno
español y de las Naciones Unidas, quedan desnudas frente a
frente, la voluntad de la Delegación española de imponer al
pueblo guineano un texto constitucional que no responde a la
REALIDAD AFRICANA, ni a las aspiraciones de la mayoría de
esta Delegación guineana, y nuestra voluntad mayoritaria de
imponer al Gobierno español el texto constitucional guineano
que, por lo visto, no responde a las aspiraciones del
Gobierno .español, sobre la futura Guinea Ecuatorial
independiente.
Ningún compromiso, ningún acuerdo puede esperarse en esta
abierta oposición. De seguir el método señalado por la Mesa
y el camino que nos ha trazado, de exponer voluntades y no
razones, de imponer opiniones y no argumentos, el final de
esta Conferencia está a la vista. Fracaso del Gobierno
español y profunda decepción del pueblo guineano. La
responsabilidad de este fracaso incumbe sólo al Gobierno
español, que, a través de sus Representantes en la Mesa de
esta Conferencia, se ha negado sistemáticamente a responder
a nuestra petición de diálogo razonable.
¿Por qué se nos ha retardado 11 días el dictamen escrito de
las críticas verbales que los Técnicos españoles han hecho
de nuestro texto constitucional?
¿Por qué el Gobierno español nunca ha querido responder a
nuestra pregunta sobre si el proyecto constitucional que
hemos construido y presentado satisface o no los dos
requisitos exigidos a la Constitución por el Gobierno es a
saber: un Estado unitario y la salvaguarda de la
personalidad de Fernando Póo?
¿Por qué el Gobierno español no ha querido responder a
nuestra pregunta unánime de que nos aclare y defina el
significado de la frase "salvaguarda de la personalidad de
Fernando Póo”?
¿Por qué se nos quiere confundir o entretener con simples
respuestas de orden técnico que, en su aparente neutralidad,
esconden las verdaderas cuestiones políticas que interesan?
¿Por qué el Gobierno español declara que la Guinea
Ecuatorial Independiente debe formar un solo Estado y luego
trata de imponernos una forma técnica constitucional que
políticamente no es más que la consagración absoluta de las
soberanías independientes de Fernando Póo y de Río Muni?
¿Por qué el Gobierno español dice que NO al proyecto de
independencia separada para Fernando Póo y Río Muni,
presentado por diez miembros de esta Delegación, cuando él
mismo, en su proyecto constitucional, consagra
definitivamente EL SEPARATISMO?
Para que no haya lugar a dudas ni a .equívocos, yo afirmo,
en efecto, que el proyecto constitucional propuesto por el
Gobierno español es, en realidad, un proyecto de técnica
constitucional separatista y que, además, perjudica por
igual a los guineanos de Fernando Póo y a los de Río Muni.
Voy demostrarlo:
No soy abogado ni profesor, pero como político africano, de
gran experiencia en mi pueblo, con veinticinco años al
servicio de la Administración Colonial y cuatro años en el
Gobierno Autónomo, veo con claridad que la forma de celebrar
el referendum popular descubre, por sí sola, quien es el
titular de la SOBERANÍA o del poder constituyente, como
dicen los técnicos. Si el referendum que ha de aprobar la
Constitución y sus futuras modificaciones, es un referendum
único y conjunto para Fernando Póo y Río Muni, es evidente
la UNIDAD NACIONAL y la del Estado constituido. Pero si el
referendum se celebrara separadamente en Fernando Póo y en
Río Muni, como Colegios independientes, es también evidente
que la posibilidad de obtener resultados diferentes en uno y
otro territorio, obliga a reconocer que la soberanía y el
poder constituyente están separados y que, por tanto,
Fernando Póo tendría con este poder de darse a sí mismo su
propia constitución, independientemente del mismo poder para
Río Muni, una soberanía nacional y, en consecuencia, un
estado independiente y separado de la soberanía y del Estado
de Río Muni, y si por casualidad, el resultado de la
consulta constitucional fuese el mismo en Río Muni y en
Fernando Póo, es decir, si en ambos territorios se aprobase
separadamente un mismo proyecto constitucional, este azar no
cambiaría en nada la cuestión esencial, porque, de hecho y
de derecho, seguirían existiendo dos estados separados que
quedarían perjudicados, porque ni siquiera habrían alcanzado
la forma de unión federativa, que es siempre el resultado de
un acuerdo entre dos o más Estados soberanos e
independientes, pero nunca el resultado de un azar.
El proyecto constitucional del Gobierno español, a pesar de
que en sus artículos primero y segundo dice que "la Guinea
Ecuatorial es un solo Estado soberano" e "indivisible", y
que "la soberanía nacional pertenece al pueblo guineano",
sir embargo, en su artículo trece y al hablar de la
ínterdelegación de competencias entre el Estado y la
Provincia, reconoce implícitamente la distinta soberanía de
uno y otra, única fórmula para que puedan delegarse entre sí
sus respectivas funciones, y además, en su artículo sesenta
y cinco, al tratar de la reforma constitucional, reconoce
expresamente que, en último término, la soberanía de
Fernando Póo y de Río Muni son distintas e independientes.
Es cierto que en este último artículo sólo habla de dos
referendums distintos para el caso de las alteraciones
territoriales de Guinea Ecuatorial. Pero si alguna duda nos
quedaba sobre este punto básico y fundamental de la
Constitución, hemos de agradecer a la Delegación española su
clara posición sobre este extremo, puesto que en el
documento que fija su posición sobre, las normas
constitucionales referente a la salvaguarda de la
personalidad provincial, en su último apartado, y bajo el
título de "Reforma de la Constitución", consagra ya como
tesis general la del referendum particular y separado en
cada una de las dos provincias. Pues bien, señores, éste es
un proyecto de SEPARACION y de DIVISIÓN DE NUESTRO PUEBLO y
por esta razón el pueblo de Guinea Ecuatorial, a quien aquí
representamos, lo rechaza y por esta razón también la
mayoría de la Delegación guineana presente en esta
Conferencia ACUSA a esta Mesa de pretender violar los.
acuerdos del Gobierno español y de las Naciones Unidas que
han establecido claramente LA UNIDAD DEL ESTADO DE GUINEA
ECUATORIAL Y LA UNIDAD E INDIVISIBILIDAD DE LA SOBERANÍA
POPULAR GUINEANA.
Después de esta exposición que considero bastante clara y
que demuestra la razón fundamental que tenemos para rechazar
el proyecto constitucional presentado por la Mesa, desearía,
de nuevo, llamar la atención de mis hermanos de Río Muni y
de Fernando Póo sobre .lo que en sí significa dicho
proyecto, que no garantiza absolutamente nada, ya que
establece la separación de una forma indubitable, pero
incluso bajo unos supuesto básicos tan débiles que no nos
llevan ni a una simple federación. Una constitución así, es
evidente que nos llevaría en poco tiempo a un sin fin de
líos entre nosotros Deseo pedirles que mediten un poco
sobre los tristes sucesos que han ocurrido en diversos
lugares de nuestra África, fomentados sin duda por las
Potencias Administradoras y que en la mayoría de los casos
deben haber tenido como fundamento una Constitución impuesta
en la Metrópoli, totalmente frágil y alegada de la
realidad.
Nosotros debemos insistir en presentar a nuestro pueblo una
Constitucion verdadera, una Constitución africana que,
aparte de contar con la realidad actual de nuestro país,
mire con garantías al futuro, ese futuro que es para
nuestros hijos y para nuestros nietos y que todos debemos
construir, todos los guineanos, unidos codo a codo y en
fraternal armonía. Nosotros creemos sinceramente que el
proyecto construido por la mayoría de nuestra Delegación
puede cumplir satisfactoriamente estos objetivos, pues
teniéndolos en cuenta es como lo hemos elaborado. Como la
Mesa ya sabe, verbalmente en otra de mis intervenciones
anteriores y después mediante radios dirigidos a la ONU
hemos pedido que vengan a dictaminar sobre ambos proyectos
constitucionales, técnicos de dicha 0rganizaci6n. Al
parecer, la inseguridad en su propio proyecto hace que la
Delegación española ponga trabas a la venida de dichos
técnicos de la ONU, pero como nuestra seguridad en el
proyecto constitucional que hemos elaborado y presentado es
tan grande, nosotros no tenemos ningún inconveniente en
someterlo a tal examen y es por eso por lo que una vez más
insisto en que el Gobierno español invite a técnicos de las
Naciones Unidas para que asistan a esta Conferencia y
dictaminen cual es de los dos proyectos el que conviene al
pueblo de Guinea Ecuatorial.
Quisiera hacer hincapié en el sentido de que no se
interprete nuestra postura como un intento de retrasar la
fecha de nuestra INDEPENDENCIA, que sétimos firmes en exigir
para el día 15 de julio de 1968. Somos los primeros en
lamentar estos retrasos pero no podemos en modo alguno caer
en el error de por querer ir de prisa aceptar una
constitución que sabemos claramente que a los cuatro días
nos habrá acarreado un sin fin de problemas. Esto es algo
que debe quedar bien claro para la Delegación española, si
hay retraso es a ella a quien debe imputársele y que no
trate de justificarlo en base a nuestras discrepancias
internas, que son mas aparentes y "prefabricadas" que
reales.
Finalmente, deseo exponer cuanto lamento, con todo mi
corazón, esta situación a que nos ha llevado. No comprendo
como el Gobierno español, después de 190 años de relaciones
con nosotros, saca ahora la idea de “garantizar” cuando
antes nunca se preocupó de ello. Esta nueva idea no ha hecho
sino crear divisiones entre Fernando Póo y Río Muni que
antes no existían y, lo que es más triste, es que también
veo que se pretende dividir a Río Muni ahora.
Es mi deber protestar enérgicamente contra todos estas
maniobras, una vez más, y llamar la atención al Gobierno
español sobre la responsabilidad en que está incurriendo.
¿Cómo es posible que en estos tiempos, cuando la
Organización de la Unidad Africana trata de lograr la unidad
entre las distintas naciones de África, para lograr un mejor
nivel de vida de sus pueblos y cuando la ONU, a quien tanto
deben todos los países hoy soberanos e independientes,
propugna la unidad de los pueblos del mundo, el Gobierno
español trate de dividirnos? Yo pienso en mi pueblo, pienso
en España, pero también pienso, especialmente en África y,
como político africano debo oponerme a todas estas maniobras
y me opongo con toda la fuerza política que da el apoyo de
mi pueblo.
Muchas gracias, señor Presidente.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Tiene la palabra el señor Martín Villa, para hacer unas
puntualizaciones.
EL SEÑOR MARTIN VILLA:
Señor Presidente, muy brevemente quería...
EL SEÑOR MACIAS NGUEMA (DON FRANCISCO) :
Por favor, usted, como me va a responder, hable un poco
claro.
EL SEÑOR MARTIN VILLA:
Es que no funciona el micro. En esta Conferencia todo es
problema de técnicos.
Señor Presidente: unas consideraciones muy breves a las
manifestaciones hechas por el Vicepresidente del Consejo de
Gobierno, Sr. Macías. Conste que no lo hago por una
concesión a las buenas formas, sino de la verdad que
entiendo que el Sr. Macías defiende.
Sin embargo, quiero indicar que en su intervención insiste
en unas acusaciones a la Mesa, al Gobierno o a la
representación del Gobierno, que somos la Delegación
española en esta Conferencia, que no puedo aceptar sin
hablar.
La Constitución, Sr. Macías, insisto, no la ha preparado la
Mesa. Seguramente, si la Mesa y la Delegación española
hubieran preparado una Constitución, hoy estaríamos bastante
más adelantados en el proceso de la independencia de su
pueblo que lo estamos. No valen, en mi criterio, estas
acusaciones al Gobierno.
El Gobierno español ha puesto dos condiciones para hablar
con la representación guineana: la salvaguarda de la unidad,
que tanto preocupaba al Sr. Macías, y tener en cuenta la
personalidad de Fernando Póo y de las minorías.
En virtud del respeto absoluto a la unidad, la Delegación
española ha rechazado el proyecto presentado por Fernando
Póo, ante el silencio casi absoluto de la representación de
Río Muni. Realmente, cuando hemos tratado de discutir el
problema de Fernando Póo, de la Constitución inicialmente
presentada, aquella que firmaba en primer lugar don Enrique
Gori, ha sido la representación española quien ha discutido,
quien la ha rechazado ante, prácticamente, el silencio del
resto de la representación guineana. Ya supongo que ese
silencio no era un otorgamiento a la soberanía de Fernando
Póo que aquella Constitución señalaba. Pero quien realmente
la rechazó en el seno de esta Conferencia -y ahí están las
Actas- fue -la representación española.
Luego no se puede acusar a la representación española ni al
Gobierno español de atentar contra la unidad del futuro
Estado, que yo desearía que fuera un Estado independiente, y
lo desea la Delegación española, mucho antes del 15 de
Julio, puesto que, en primer lugar, es una declaración
solemne hecha en esta Mesa por el Señor Ministro de Asuntos
Exteriores y Presidente de la Conferencia, en nombre de su
Gobierno, que es el nuestro; pero no solamente una
declaración solemne, sino que nuestra actitud en esta
Conferencia ha sido justamente la del respeto absoluto a la
defensa de la unidad. En este respeto, frente a la
Constitución presentada por Fernando Póo, estuvimos
prácticamente solos, prácticamente.
Mucho más difícil, Sr. Macías y señores
representantes-guineanos, es hallar fórmulas para la
salvaguarda de la personalidad de Fernando Póo y de las
minorías. En este sentido, nosotros lo ofrecimos por boca
del Sr. Gómez de Aranda, que hizo una exposición que, en
principio, mereció la aprobación o no, pero que era
suficientemente clara, y luego lo trasladamos por escrito.
Luego no son ciertas las palabras del Sr. Macías al decir
que se pidieron fórmulas para la salvaguarda y la Delegación
española no las dio.
Pero es que, señores,, estamos llegando a un punto
especialmente grave. Yo desearía que la Delegación guineana
pensara en su interior si realmente las dilaciones a que se
está llegando en esta Conferencia, los retrasos a que se
está llegando en esta Conferencia, realmente la
responsabilidad corresponde a la Delegación española o
corresponde a la Delegación guineana.
Yo, que evidentemente soy contrario a una intervención de la
Organización de las Naciones Unidas, no porque no conozca la
bondad de las Naciones Unidas, sino justamente por respeto
al mandato de las Naciones Unidas que han dicho que seamos
nosotros en esta Mesa y sin ninguna otra intervención; yo,
que soy respetuoso -repito- con las Naciones Unidas, que
reconozco la gran tarea y la gran labor a que en muchas de
sus intervenciones ha hecho referencia el Sr. Macías,
evidentemente sí me gustaría que un arbitro neutral
realmente sacara la responsabilidad de las dilaciones,
sacara las responsabilidades de las obstrucciones, sacara
las responsabilidades que aquí hemos tenido de escuchar la
Delegación española, una y otra vez, las mismas cosas, en
una táctica que a mí se me aparenta como dilatoria.
Yo hubiera querido, Sr. Macías, que Vd. que de verdad me
consta que representa con toda honradez y con todo acierto a
su pueblo, nos hubiera escuchado a unos y a otros y sacara
sus propias consecuencias, a ver a quien corresponde este
retraso en el desarrollo de esta Conferencia que, en
definitiva, tiene que llevarnos a un retraso en la
independencia que nosotros hubiéramos deseado -vuelvo a
repetir- que se hubiera concedido mucho antes.
En este sentido, yo desearía que la intervención de los
Delegados de Guinea, Señor Presidente, se ajustara al
verdadero sentido de nuestras conversaciones, porque si no
se hace, por mucho que uno se sienta representante de un
Gobierno, por mucho que, de alguna manera, tenga uno que
atar sus propios sentimientos, la verdad es que es muy
difícil tener quieta la silla y no contestar a unas
acusaciones, que no solamente son infundadas, sino que,
además, son injustas.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
El Señor Macías tiene la palabra.
EL SEÑOR MACIAS NGUEMA (DON FRANCISCO):
Tengo que decir al señor representante del Ministerio de
Industria que sus palabras no van a convencer a la
Delegación guineana y que nosotros no vamos aceptar más que
una Constitución que realmente responda a los deseos de
nuestro pueblo. Está muy bien lo que ha dicho, pero yo
mantengo mis acusaciones, y mis acusaciones responden a que
estamos pidiendo la independencia desde 1939; desde dicho
año venimos hablando de la independencia de la Guinea
Ecuatorial y la realidad es que no llegamos a nada positivo.
En cuanto a la intervención de técnicos de las Naciones
Unidas ¿por qué no hacen Vds. lo que hacen todos los países
del mundo? Yo soy tan español como Vds. y no tengo miedo en
hablar.
Yo tengo que acusarles, pero aquí, en España, porque cuando
yo estuve en las Naciones Unidas no acusé a España porque me
sentía tan español como vosotros. Ahora tengo que acusarles
por el juego que están realizando. Vds., con sus palabras
técnicas nos están confundiendo. Yo soy político y no
hablamos el mismo lenguaje, Vds. están todos los días
metidos en discusiones técnicas, que es lo que han aprendido
tratando de confundir a la Delegación guineana, pero tengan
Vds. por seguro que no nos confundirán. Traten Vds. de
buscar un camino para España y para Guinea. Yo sé que Vds.
defienden los intereses de los españoles en Guinea, como yo
defiendo los intereses africanos en Guinea. Por tanto,
estamos en igualdad de condiciones.
Estén Vds. seguros que nadie rechazará a los españoles en
Guinea. Seremos más amigos de España que nadie, pero
permítanme que reclame mi derecho. Creo que los españoles
pueden vivir tranquilamente en Guinea, pero, por favor,
madre mía, ha llegado la hora de la independencia de Guinea.
El Gobierno español sabe lo que nos conviene y nadie mejor
que España nos va a tratar.
Estoy harto de clamar por la independencia. Son Vds. los que
nos van a proteger en el aspecto económico, en el aspecto
militar. No comprendo por qué tienen recelos. ¿Qué le pasa
al Camerún? Que vive bajo la protección del Gobierno
francés. En el Gabón ocurre lo mismo. Y cómo no va a ocurrir
lo mismo respecto a España por parte de un pueblo con un
cuarto de millón de habitantes.
Nuestra esperanza se centra en España y nosotros queremos
que España nos haga una cosa buena. No es culpa de nosotros,
es culpa del Arquitecto -del que se hablaba el otro día- al
que ha fallado el proyecto, y este proyecto- es la autonomía
de que disfrutamos desde hace cuatro años.
Nuestra idea es defender los intereses de España y de
Guinea, y cuando el colonialismo termine los españoles
seguirán en Guinea. Yo estoy seguro que entre guineanos y
españoles no habrá lucha a muerte, no habrá violencia, como
ha ocurrido en otros países, porque la violencia no conduce
a nada práctico, y la destrucción de lo poco que se ha hecho
en Guinea es muy difícil volver a construirlo. Igual que los
países de la Commonwealth estuvieron al lado de Inglaterra
en las discusiones sobre Gibraltar, de la misma manera
estaría Guinea Ecuatorial unida a España, tanto en el campo
internacional como en el nacional.
Vds. están dando vueltas y más vueltas con la Guinea.
Nuestro país se ha dividido, como dijo ayer Ondo, en
minorías, cosa de la que aquí, en España, no se habla.
Yo creo que debe desaparecer el miedo, para que Vds. hagan
una labor que redunde tanto en beneficio nuestro como en el
de Vds.
En Guinea Ecuatorial los primeros que quedarían allí serían
los españoles, porque llevarían máquinas y su trabajo
contribuiría a la prosperidad de Guinea; pero hay una
realidad que hay que afrontar, que es la libertad y la
independencia de nuestro pueblo.
Dejadnos de cosas técnicas, que ya os conocemos. Dejadnos de
palabras, que no os faltan. Siempre palabras: el señor Gómez
de Aranda pronunciará sus palabras, el Sr.. Cañadas
pronunciará sus palabras, y nada de lo que nos digan podrá
convencernos, porque para convencernos es menester que
piensen con mentalidad africana, porque con mentalidad
colonialista no se va a nada práctico. ¿Quién va a llevar y
defender los intereses de España, en Guinea? Pues para eso
necesitamos, que España nos ayude. ¿No vemos el caso de
Argelia, que después de siete años siguen siendo franceses?
Lo que España tiene que hacer es darnos la independencia.
Nosotros no podemos vivir con nadie que no sea España. Y en
caso de que en Guinea se hiciese una política tendente a la
desaparición de la presencia de España, yo sería el primero
en decir que no lo aprobaba.
Yo no soy técnico, pero como político tengo una gran
experiencia, y como lo único que he aprendido han sido las
costumbres españolas, inmediatamente tomaría una posición
contraria.
Nuestras acusaciones contra Vds. van dirigidas por causa de
no darnos la independencia.
Yo tengo croquis de los lugares donde están las minerías en
Río Muni, y puedo demostrar quien está fomentando la
división. Aquí tengo el informe. Ahora se ha dividido a
Fernando Póo en fernandinos, bubis, etc.
Yo, cuando hablo, no acuso al Gobierno español, a los
delegados españoles que están cumpliendo unas órdenes. Pero
sí quiero que se transmita al Gobierno español cuáles son
los deseos y las intenciones de la Guinea Ecuatorial.
EL SEÑOR MARTIN VILLA:
Pido perdón a la Mesa y a los Sres. delegados, pues me veo
en la precisión de ausentarme, ya que tengo que salir de
viaje a las nueve menos cuarto, y ruego al Sr. Macías que no
interprete mal el que yo me ausente en este momento. Me
consta el españolismo y la honradez del Sr. Macías.
Permítame, señor Macías, que yo crea que está equivocado,
con la misma fuerza que cree que estoy equivocado yo. En
todo caso, quiero decirle que las únicas aportaciones no
dilatorias, escritos y propuestas concretas, han partido de
la Delegación española.
Que le conste al señor Macías que yo no estoy aquí con
instrucciones concretas de defender intereses españoles en
Guinea. Sí Dios quiere que lleguemos a la segunda parte de
esta Conferencia, o a discutir con Vds. la soberanía del
Estado de Guinea, que desearía fuera lo más pronto posible,
verá de qué manera toda la representación española y
especialmente la mía no tiene nada que defender de intereses
inconfesables y no tiene que defender más intereses
españoles que aquellos que coincidan con los intereses de
Guinea.
Por una elemental discreción, la Delegación española y yo en
particular, no puede adelantar aquí cuál es nuestro
pensamiento sobre cual sea el planteamiento económico y
social para discutir entre el nuevo Estado de Guinea y
España, pero yo le aseguro que entraña mucha más generosidad
que la que el señor Macías me atribuye en este momento.
No estoy defendiendo ningún interés particular de españoles,
sino a mi país y a mi Gobierno, con tanta fuerza y honradez
como el Sr. Macías defiende a la Guinea Ecuatorial. En
particular, creo que la Delegación guineana debiera mucho
más fiarse de unas personas como, nosotros que, aunque
equivocados, tenemos un juego limpio y perfectamente claro
para defender a un país y a su Gobierno, y no entrar en
contacto con otros sectores que lo que quieren es,
precisamente, el desquiciamiento por razones de política
interior únicamente y no por defender intereses guineanos
sino por desprestigiar a nuestro Gobierno y a su país. Nada
más.
EL SEÑOR MACIAS NGUEMA (DON FRANCISCO):
A mi me parecería bien, pero vuelvo a decir que Vd. se
equivoca. Vd. no puede decir que no defiende los intereses
españoles en Guinea, porque es un pueblo que España va a
emancipar. No digo que Vd. me haya ofendido, ni pienso que
yo le he ofendido a Vd. la situación nos permite hablar,
pero creo que Vd. tiene que defendernos (EL SEÑOR- MARTIN
VILLA: Y lo hago) porque Vd. quiere el honor de España. Yo
trato de defender a España, a su Gobierno y a mi país,
porque sé que el éxito de mi país, el de su Gobierno y mi
propia práctica política exigen que la independencia de
Guinea sea lo más pronto posible y lo más eficaz. Muchas
gracias.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
El Señor Cañadas va a hacer algunas precisiones.
EL SEÑOR CAÑADAS NOUVILAS:
Quisiera, ante todo, rogar al Sr. Macías que, en mis
funciones de Secretario de la Conferencia (EL SEÑOR MACLAS
NGUEMA: Le ruego hable un poco más claro). Lamento que mi
acento personal me impida una mayor precisión, pero
procuraré complacer al Sr. Macías.
Quería rogar al Sr. Macías que si tiene alguna objeción que
hacer al Acta, las presente por escrito o simplemente se
dirija a mí para salvar esos errores, si es que los errores
tienen algún volumen o una cierta entidad.
Quisiera también rogarle que disculpe el retraso con que las
Actas están siendo repartidas, pero espero se hará cargo de
que el grupo de taquígrafos -y eso demuestra que- España
tampoco es un país tan abundante de medios como Vds. en
alguna ocasión han podido suponer- que nos asiste con su
colaboración, se compone de cuatro hombres, que llevan
muchos días acostándose a altas horas de la madrugada, y
unas mecanógrafas que, por la mañana, trabajan y, sin comer,
hasta procurar terminar con sus Actas. Algunas de estas
Actas llegan, incluso a tener ciento y pico de páginas. No
es fácil publicar al día los trabajos. Pero el señor Macías
creo que me conoce lo suficiente y espero que no pretenda
insinuar que de ningún nodo, el retraso en la distribución
de las Actas es una maniobra o una obstrucción de la
Delegación española. Cuando se celebra una conferencia, las
Actas son un apoyo, una ayuda, un instrumento auxiliar de
trabajo, pero creo que todos los aquí presentes y mucho más
el señor Macías, que tiene una gran experiencia política, es
capaz de captar en el aire una intervención y repentizar
cuando es necesario, y recordar aquellos puntos esenciales
que son convenientes para una respuesta inminente.
Después de hacer estas dos puntualizaciones desde el punto
de vista de Secretario General de la Conferencia, quisiera
ahora hablar en ni calidad, si quieren Vds., de español por
un lado, y por otro, de miembro de la Delegación española.
No voy a hablar cono un técnico. Yo no soy un técnico. Yo
soy capaz también de volcar, si es preciso, y creo que en
alguna ocasión los que me conocen de Vds., y son muchos,
saben que soy capaz, de volcar -repito- la misma pasión que
el Sr. Macías, si no más; puedo también estimularme con
palabras y lanzar grandes acusaciones y venablos en el aire.
Pero en lo que pueda ser capaz de controlar ni nodo de
expresión, procuraré mantenerme en un plano más moderado y,
desde luego-, lo más claro posible, para que el señor Macías
me entienda.
No hay voluntad de imposición, señor Macías. El primer día
de la Conferencia, en la primera sesión de trabajo, la
Delegación española pidió a la Delegación guineana que
presentase los textos constitucionales que pudieran tener
preparados. La Delegación española suponía que el pueblo de
Guinea estaría ansioso de alcanzar la independencia y que
sus dirigentes sabían que iba a haber una segunda fase en
que se discutiría el tema. La Delegación española -repito-
creo que tenía el derecho a suponer que esos dirigentes, en
unión de su pueblo, habrían traído a Madrid los textos
constitucionales que querían defender. Como esto era lógico
y legítimo, la Delegación española ofreció a la Delegación
guineana la posibilidad de entregar dichos textos y de
defenderlos.
Fueros Vds., señor Macías; fue la Delegación guineana, la
que declaró que no tenían ningún texto, ninguna propuesta
que hacer, que querían escuchar la posición del Gobierno
español, que querían que el Gobierno español precisase de
algún modo cómo podía ser una Constitución. Entonces, el
Gobierno español, mejor dicho, la Delegación española,
compuesta por funcionarios, y por funcionarios atareados que
dedican su tiempo a esta Conferencia pero que habitualmente
tienen otras funciones, quiso proporcionarles alguna persona
que por su especialización y por su dedicación pudiera con
mayor precisión, con mayor elegancia de lenguaje y con mayor
altura, si quieren Vds., les expusiera unas ideas con
relación a una Constitución. Recuerdo, muy bien la
intervención del Sr. Herrero en el primer día de cooperación
de los técnicos ante la Conferencia; recuerdo también los
plácemes con que muchos de Vds., en sesión y fuera de la
sesión, recibieron aquella intervención del Sr. Herrero.
Ahora bien, el Sr. Herrero, como técnico, había sido confuso
y largo. Entonces, se le pidió que concretase, en unos
extremos concretos, reducidos a unas bases, qué había
querido decir. El Sr. Herrero concretó esos puntos de vista
en esas bases.
Vds. conocen -muchos lo han dicho y consta en las Actas-
cuál fue el proceso: cómo esas bases fueron discutidas a
solas, sin presencia de la Delegación española; cómo fue la
Delegación guineana la que quiso ella parcelarse en dos, los
de la Provincia de Fernando Póo y los de la Provincia de Río
Muni; cómo los técnicos, en su labor instrumental -y para
eso estaban aquí como técnicos- se prestaron en cierto modo
a intervenir como nexo de unión entre las posiciones de las
dos Provincias; cómo aceptaron los puntos de vista del grupo
de Fernando Póo; cono trataron de reducir esos puntos de
vista a algo que estuviera dentro del espíritu de la
Declaración del Gobierno español; como llevaron esos puntos
a la Delegación de Río Muni; cómo la Delegación de Río Muni
discutió esos puntos de vista; cómo, una vez que parecía que
había un acuerdo entre las dos representaciones
provinciales, se llegó a la constitución de un grupo,,
llámenlo Vds. de técnicos hispano-guineanos, cono Vds.
quieran. La realidad de las cosas es que el grupo estaba
compuesto por seis miembros de la Delegación guineana, entre
los que figuraban algunos letrados con título de Universidad
española y, por lo tanto, para nosotros y espero que para
Vds., con cualificación más que suficiente para intervenir
en la redacción de un documento. Y estos señores, en unión
de los técnicos, trabajaron ampliamente durante equis días
hasta llegar a la redacción de un texto. El texto fue
repartido a Vds. Un grupo de Vds., entre los que creo estaba
el señor Macías, pidió un aplazamiento de siete días. El
aplazamiento fue algo mayor, creo que se extendió incluso a
los nueve días. Y a los nueve días, en lugar de recibir por
parte de Vds. unos comentarios de ese texto, unas objeciones
al articulado de ese texto, un esfuerzo por parte de Vds.
por lo menos similar y proporcional al que los técnicos, en
unión de Vds., habían realizado, cosa a la que no ya por
pura marcha de la mecánica de la Conferencia, sino incluso
por consideración hacia los seis guineanos que habían
trabajado y hacia los dos españoles que habían colaborado
parecía indicado, Vds. presentaron un documento que no tenía
ninguna relación con el documento preparado en colaboración
con Vds., y que no hacía la menor crítica prácticamente del
documento que Vds. habían recibido, y que se limitaban,
simplemente, a presentar otro texto constitucional, que no
tenía absolutamente nada que ver con las bases de las que se
había partido y que yo en este momento no quiero calificar
ni de buenas ni de malas, lo que evidentemente no era una
respuesta al documento que habían Vds. recibido; era iniciar
una ausencia de diálogo en el que, desde luego, la
Delegación española no tiene la menor responsabilidad, ni
creo que Vds. pretendan decir que es la Delegación española
la que ha inducido a los 23 firmantes de ese documento a
firmarlo, y que es la Delegación española la que ha
infiltrado entre Vds. el espíritu redactor de ese documento,
ni que es la Delegación española quien ha impedido en ningún
momento que Vds. hagan ese documento u otro distinto. Vds.
escogieron el no aceptar el diálogo; Vds. escogieron no
presentar un documento distinto por no ser opuesto y Vds.,
en ese documento, por conocimiento de la situación, debían
haber comprendido, con ausencia de todo técnico, que el
documento no respetaba la Declaración del Gobierno español,
y no la respetaba porque pretendía imponer una unidad que
evidentemente no iba a satisfacer a la Provincia de Fernando
Póo. Y ya, llegado este punto, quiero decir que la Provincia
de Fernando Póo no la hemos inventado los españoles; no la
hemos hecho surgir en el Océano los españoles, ni la actitud
de los bubis, de los fernandinos o quienes sean, la hemos
inventado los españoles.
Es bien patente, en esta Mesa viene siendo bien patente,
desde hace mucho tiempo, si alguien ha tratado de imponer a
los representantes de Fernando Póo una disciplina, un
sentido de la unidad, un afán de colaboración y un
entendimiento, ha sido primeramente el Gobierno español con
su Decreto; segundo, el Ministro de Asuntos Exteriores con
su discurso y tercero, la Delegación española y
especialmente esta Mesa, a lo largo de las numerosas
sesiones que ya estamos- celebrando y no precisamente por
nuestra culpa. Pero hay más. Esto es, por así decir, la
historia próxima inmediata, pero que conviene recordar, de
cómo se han producido las cosas. Después, parece que a pesar
de todo, había una posibilidad de llegar a un diálogo.
Nuevamente fue solicitada la Delegación española que
puntualizó algunos de sus puntos de vista. Nuevamente, en
este caso ya un delegado español, el señor Gómez de Aranda,
les expuso a Vds. con elegancia, soltura de palabra y
bastante precisión, unas ideas que podían servir para
configurar la personalidad de la Isla de Fernando Póo. Vds.
pidieron precisiones de todo tipo que les fueron dadas
escritas en dos documentos, para ser exactos, lo más
precisos. ¿Cuál ha sido la respuesta a esos documentos? En
algunos de Vds. ha habido algunos comentarios a los
documentos. En concreto, quiero recordar en este momento,
porque ha sido la que más me ha llamado la atención, la
intervención del señor Grange que ayer, efectivamente, entró
en el espíritu de los documentos y argumentó en contra de
las tesis mantenidas en los documentos, La postura del señor
Grange -y no soy un técnico ni en constituciones ni en
sistemas electorales- no sé, -lo digo con absoluta
franqueza- si es buena o mala, pero, en todo caso, es una
postura razonable, racional, en la que se mantiene una
tesis, con unos argumentos, y que, por lo tanto, nosotros
podemos considerar y podemos estudiar.
Con independencia del señor Grange, y de alguna mayor
precisión que hoy ha dado, en otros aspectos, el señor Econg,
aunque con algunos errores, como antes me he permitido
precisar, apenas recuerdo ninguna puntualización de Vds. al
documento que les fue repartido en su momento, a petición de
Vds. Hemos vuelto a oír, nuevamente, toda la argumentación
que habíamos escuchado en la primera parte de la Conferencia
Constitucional y en gran parte de la segunda fase de la
Conferencia. Es más, hemos oído unos largos discursos, con
algunos párrafos brillantes, en otros, largamente irónicos,
en otros -permítanme que lo diga- no tan irónicos ni tan
brillantes, en los que ocho días después, y cuando el
documento en cuestión había sido formalmente rechazado por
la Mesa, -el señor Maclas ha olvidado hoy este detalle al
decir que nunca la Mesa se ha pronunciado sobre el mismo-
había sido formalmente rechazado por la Mesa, Vds., ocho
días después, hacen la apología de ese documento. Están en
su derecho. La Mesa se lo ha concedido. Ahora, permítanme
que les diga ¿es ese un afán de colaboración, es ese un afán
de diálogo, es ese un canino constructivo? ¿Realmente aquí
de lo que se trata es de llegar a la redacción de una
Constitución o es una .demostración de fuerza de un grupo de
23 delegados? Evidentemente, los 23 delegados tienen
perfecto derecho, si quieren, a manifestarse como tales 23
delegados; a adoptar una postura conjunta. Nunca la Mesa les
negará este derecho. Ahora, lo que parece un tanto abusivo
es qua los 23 delegados insistan constantemente en la
abrumadora mayoría de que disponen. Permítanme que les diga
que desde el punto de vista puramente numérico de formación
de la Delegación guineana, no hay ninguna abrumadora
mayoría. La Delegación está compuesta por 45 personas. Los
firmantes son 23. Evidentemente hay, si las matemáticas no
confunden, aproximadamente medio delegado de mayoría, por
dividir de algún modo la situación; pero que, en todo caso,
lo que además no está demostrado, y la Mesa no pretende
averiguarlo porque no es función de la Conferencia, es si
además, los señores que firman el documento, cuentan o no
con el apoyo del pueblo de Guinea. Es muy posible que
cuenten con él, y si fuese así la Mesa lo celebraría, porque
demostrará que hay en la. Guinea una base política
importante con la que sería posible constituir un Estado;
pero, en todo caso, esta es una pura eventualidad. En este
momento no creo que los 23 delegados dispongan de datos
estadísticos de medios que demuestren que cuentan con esa
abrumadora mayoría. Evidentemente creen que cuentan con
ella, y yo respeto esta creencia, pero una creencia no es
argumento para una mesa de negociación. No es un argumento
con el que puedan silenciar la actitud de los restantes
miembros de la Delegación guineana que para la Mesa tienen
el mismo respeto y la misma consideración que Vds.
Evidentemente, Vds. manifiestan unos puntos de vista,
mientras los demás manifiestan otros contrarios y alegan
unas mayorías en su favor también. Ignoramos las mayorías de
que disponen, pero ¿pueden materializarse esas mayorías? El
día de mañana será el pueblo guineano quien decida, no son
Vds. Lo que estamos tratando de hacer unos técnicos y unos
delegados españoles y unos delegados guineanos que el
Gobierno español interpreta, porque no ha tenido realmente
otros medios de conocimiento más adecuados, interpreta de
buena fe que realmente representan sectores de opinión
considerables del pueblo de Guinea, como tales
representantes de sectores de opinión considerables, no
contrastados pero sí aparentemente reales, el Gobierno
español dialoga, intenta crear en unión y en colaboración
con Vds, un sistema que permita hacer funcionar un Estado
guineano. Vds. tienen interés en la independencia. El
Gobierno español ha dicho públicamente, formalmente,
solemnemente, que Vds. tendrán la independencia, en todo
caso, en el año 68, fecha realmente muy próxima, ya que
estamos a mediados del mes de mayo. Pero es que además, el
Ministro de Asuntos Exteriores, en su discurso, ha dicho que
el Gobierno español no tenía ningún inconveniente en que la
independencia sea incluso anterior al 15 de julio, fecha que
Vds. están reclamando en este momento, como si alguien se
opusiese a ella. El Gobierno español no tiene ningún
inconveniente. El Gobierno español va a otorgar la
independencia a Guinea en todo caso. Lo que el Gobierno
español necesita, dentro de un orden, es entregar la
independencia a alguien, y a unas Instituciones, y lo que
intentamos crear aquí son las Instituciones. Si Vds.
colaboran a la creación de esas Instituciones, si esas
Instituciones surgen robustas, fuertes y cuentan, con el
apoyo de todos Vds., que evidentemente son los dirigentes
del futuro del pueblo guineano, esas Instituciones podrán
hacer avanzar al país hacia un progreso y hacia su
felicidad. Si Vds. debilitan -y perdonen se lo diga- la
aparición de esas Instituciones con dificultades de tipo
personal, de tipo político entre Vds. y de tipo provincial,
que nosotros no hemos inventado, esas Instituciones, o
nacerán débiles, o ni siquiera llegarán a nacer, pero lo que
es preciso que Vds. entiendan, y en esto quiero ser muy
claro, es que con Instituciones o sin ellas, España dará la
independencia a Guinea, Si España da la independencia a
Guinea y Vds. no tienen Instituciones o las tienen malas,
evidentemente el arranque del pueblo de Guinea será malo,
España lo sentirá. España se dolerá de ello. España intenta
hacer lo contrario, pero España no puede evitar que Vds.
sean independientes este año. Primero, porque Vds. lo han
pedido, y segundo, porque el Gobierno español ya se ha
comprometido a que lo sean.
Por lo tanto, es en el interés de Vds. que las
Instituciones, sean capaces, y hacer funcionar esa
independencia es su problema, no el nuestro. España, desde,
luego, no va a obtener el menor beneficio -aparte de
satisfacción moral- de que las Instituciones sean mejores o
peores; quien las van a sufrir y padecer van a ser los
guineanos, el pueblo guineano, y, por tanto, al pueblo
guineano corresponderá en el último momento la decisión
sobre la Constitución que se le someta. Si el pueblo
guineano aprueba esa Constitución, Vds. tendrán unas
posibilidades de arranque hacia un futuro; si el pueblo
guineano rechaza esa Constitución, Vds, se encontrarán
únicamente en dificultad. Porque, en todo caso, lo que ni
Vds. ni el pueblo guineano van a conseguir es que Guinea no
sea independiente. Esto puede quedar muy claro para Vds. y
para cualquier otro tipo de gentes que puedan tener
intereses en este problema. Guinea va a ser independiente,
si es posible antes del 15 de julio, pero, en todo caso,
dentro del año 1968, en el plazo de seis meses.
Vds. nos han acusado con repetida insistencia de un afán por
nuestra parte de retardar los trabajos de la Conferencia,
como si con eso retardásemos la independencia de Guinea.
Esto es, evidentemente, un error. No puede haber maniobra
española puesto que España insiste, repite y proclama
oficialmente que Vds. van a ser independientes en el año
1968.'¿Qué podemos ganar nosotros con retrasar la
Conferencia un par de meses?
Vds. creen que los que estamos aquí de la Delegación
española no tenemos otra cosa que hacer más que esta. Vds,
creen que nosotros extraemos un beneficio oficial o
personal. Vds. creen que para nosotros tiene la menor
conveniencia, desde ningún punto de vista, el estar todos
los días volviendo sobre los mismos puntos. Si nosotros
trabajamos con Vds. es porque creemos que eso es nuestra
obligación moral, les guste a Vds. o no les guste. Hemos
creído al principio de la Conferencia que cabía el diálogo
con Vds. Hemos intentado todos los procedimientos de diálogo
y estamos intentándolo, pero, evidentemente, si el diálogo
no se continúa no por eso se interrumpirá la independencia.
Se ha referido el Sr. Maclas también a que la Delegación
española tiene la conciencia, por lo visto, tan turbia que
no quiere la intervención de unos expertos de las Naciones
Unidas. Señor Maclas: usted ha asistido a varias sesiones de
las Naciones Unidas. Yo estuve en la última sesión en la que
se aprobó la Resolución a que varios de Vds. se han referido
varias veces. Estaban también dignísimos representantes de
la Delegación guineana en esa sesión; algunos de ellos están
presentes en la sala y si miento podrán corregirme.
Ya en esa sesión de las Naciones Unidas, algunos países -y
no precisamente amigos de los españoles- plantearon el tema
de la intervención de las Naciones Unidas. Y fueron los
propios delegados del Comité de los Veinticuatro los que en
diversas intervenciones, que Vds. tienen en las Actas, se
opusieron a la intervención, desde un punto de vista
técnico, de las Naciones Unidas en esta Conferencia. Estos
delegados declararon que la función de las Naciones Unidas
no es enviar asesores técnicos a conferencias
constitucionales ni a ninguna reunión internacional de otro
tipo. Las Naciones Unidas intervienen cuando hay un problema
político. En este momento, las Naciones Unidas lo que han
encargado a la Conferencia Constitucional es que encuentre
una solución al problema. Si no hay solución, el Gobierno
español ya ha dicho que, en todo caso, va a dar la
independencia. Ahí cabría que las Naciones Unidas
intervinieran si nosotros no fuésemos a dar la
independencia, pero como la vamos a dar, la intervención de
las Naciones Unidas es extremadamente difícil, desde el
punto de vista político.
En todo caso, lo que sí queda claro es que el Gobierno
español, para mayor garantía, ha ofrecido o aceptado el que
las Naciones Unidas intervengan en el referéndum que vaya a
celebrarse en Guinea, porque el Gobierno español no tiene
-ningún interés en que el tipo de Constitución que Vds.
aprueben sea A o B. Lo único que pretende es que Vds.
aprueben una, y para que la aprobación de esa Constitución
pueda ser supervisada por la Organización Internacional, el
Gobierno español, ya, formalmente, ha invitado al Organismo
Internacional a participar en esa elección.
El resto de la Resolución de las Naciones Unidas el Gobierno
español lo está cumplimentando. Pueden Vds. estudiar párrafo
por párrafo cuanto dispone esa Constitución. El Gobierno
español ya la están dando cumplimiento. Uno de los ejemplos
más evidentes es la celebración de esta Conferencia
Constitucional.
Por último perdón, tal vez no sea por último, pero tiene una
cierta importancia el Sr. Macías se ha referido a la
prefabricación de divisiones. El Sr. Macías me conoce; el
Sr. Macías sabe que he mantenido con él largos diálogos; el
Sr. Macías sabe -y cuando yo hablo lo hago como funcionario;
lógicamente no hablo a título personal; actúo dentro de un
marco, no digo de unas instituciones, porque supongo que las
autoridades superiores tienen suficiente confianza en sus
funcionarios; pero si procuro, como es lógico, no actuar en
contra de lo que yo supongo que mis superiores piensan-; el
Sr. Macías sabe, digo, que he rogado a todos los delegados
guineanos que se mantenga el espíritu de unidad; les he
pedido que se pongan de acuerdo entre Vds.; les he rogado
que prescindan de todas las divisiones, que entre políticos
son naturales, pero que en el momento actual del nacimiento
de un país son, evidentemente, de segunda categoría. Esto le
consta al Sr. Macías así cono a otros muchos delegados de
esta Conferencia.
¿Quién prefabrica las divisiones aquí? ¿Qué división ha
prefabricado la Delegación española? ¿Qué representación en
esta Mesa no ha sido solicitada por el pueblo guineano?
¿Quién, aquí presente en este momento, no tiene unos títulos
legítimos, más o menos visibles, pero legítimos para asistir
a la Conferencia?
Si el Gobierno español ha invitado a esa Mesa a una
Delegación tan numerosa es porque el pueblo guineano ha
hecho constar, a través de sus diversos medios de expresión,
que quería que estuvieran representadas en esta Mesa las
instituciones oficiales y los grupos políticos que existen
en Guinea. Nosotros lo hemos aceptado-. Todo grupo político
que ha querido asiste a la Conferencia, Siento decirlo: si
hubieran habido más, más habrían en la Mesa, Pero no era por
afán de complicarles a Vds. la existencia, sino todo lo
contrario: para que nadie quedara fuera de la sala de la
Conferencia, para que todo el mundo tuviera la oportunidad
de expresar su opinión, para que todo el mundo pudiera
conocer que el Gobierno español está absolutamente dispuesto
a tratar con el pueblo-de Guinea y con quien diga que le
representa. Esta es la realidad, Sr. Macías; le consta a Vd.
como nos consta a muchos de nosotros.
Ahora bien, sí caben otras prefabricaciones. Evidentemente
que caben. En los primeros días de la Conferencia yo me
permití recordar -y lo hice en un tono puramente
administrativo- que el llamado Secretariado Conjunto había
sido constituido dentro de la mejor buena fe, con la única
finalidad de facilitarles a Vds. la labor. Me asombra ahora
oír constantemente cómo Vds. se refieren al Secretariado
Conjunto como si tal Secretariado Conjunto fuese una
institución de tipo político. Yo no niego el derecho de Vds.
a constituirse en una organización política que se denomine
Secretariado Conjunto; lo que digo simplemente es que a
nosotros, a la Delegación española y a la Mesa, no nos
consta que ello haya ocurrido ya, ni nos consta que exista
tal institución; no nos consta que las directivas de los
respectivos partidos políticos existentes en Guinea hayan
entregado su mandato y, por tanto, permitido que sean sus
portavoces a los señores del Secretariado Conjunto. Cuando
Vds. hablan en nombre de veintitrés firmantes yo lo acepto.
Es perfectamente legítimo. Son veintitrés delegados de
Guinea los que se expresan unidos en un grupo, a lo que
nadie puede oponerse. Cuando Vds. hablan en nombre de una,
institución que oficialmente, que formalmente para nosotros
no existe, permítanme Vds. -y no tengo el menor afán de
inventar que no existe; lo que digo, lo que constato es un
hecho- que diga que en nombre de tal institución es muy
difícil hablar y expresarse en esta Mesa. Mucho más cuando
dicha institución pretende o parece que aspira a hablar y
agrupar en su seno a los tres partidos políticos más
antiguos, de mayor raigambre y que parecen tener una mayor
personalidad dentro del contexto de la vida política
guineana. Hasta ahora, en esta Mesa nadie se ha pronunciado
a favor o en contra. Pero esto mismo hace que nosotros
podamos pensar que tal vez no sea tan clara esa entrega de
poderes de los partidos políticos al denominado Secretariado
Conjunto.
Ahora sí quisiera terminar.
Hacer declaraciones es muy fácil, lanzar acusaciones es aún
más fácil. El Sr. Macías tiene el don de la palabra, se lo
reconozco, tiene una gran habilidad dialéctica, también lo
reconozco. ¿Que es posiblemente un gran orador? También se
lo admito. Ahora bien; el Sr. Macías me permitirá -que le
diga -y lo digo en el mejor tono y con las cordiales
relaciones de amistad que siempre henos tenido- que las
palabras envenenadas no arreglan los asuntos; que los
insultos y las acusaciones sin justificación no resuelven el
problema; que cuando se critica un documento, hay que
hacerlo con argumentos, hay que entrar en el espíritu del
documento, hay que referirse a los artículos del documento;
hay que decir por qué se ataca al documento. No es válido,
no es legítimo -y perdone el Sr. Macías que se lo diga en el
mejor tono de amistad- acusar constantemente a la Mesa,
acusar constantemente a la Delegación española de unas
maniobras que no han sido probadas, que en ningún momento,
ninguno de Vds. ni siquiera el Sr. Macías ha podido
instrumentar, ni ha podido aportar la menor prueba en la que
pudiese fundamentarse. Ese no es el camino, Sr. Macías; el
camino es mucho más sencillo.
La Delegación española, no ha impuesto ningún criterio. Lo
único que no puede aceptar es que se trate de imponerle a
ella un criterio que no responde más que a 23 firmantes,
respetables, importantes, pero 23 firmantes.
Muchas gracias.
EL SEÑOR MACIÁS NGUEMA (DON FRANCISCO):
Mis palabras van a ser muy breves.
Tampoco me va a convencer ahora la exposición del señor
Cañadas. Mantengo mi postura, como ustedes mantienen la del
Gobierno español, como representantes que son del mismo. Yo
como representante de Guinea mantengo mi postura.
Si yo quisiera podría demostrarles en qué consiste su
maniobra.
En la primera fase de la Conferencia Constitucional el
acuerdo del Consejo de Ministros dice -y España lo recogió
en el acta correspondiente- que la mayoría aspira a una
independencia, y con ello el Gobierno español, en un Consejo
de Ministros, ha aprobado que se conceda la independencia a
Guinea Ecuatorial.
Después, hemos llegado a la II Fase en la que se discute la
Constitución, que es el problema actual, y la palabra
“garantizada” que ustedes han introducido equivocadamente
dentro de una Constitución, cuando ustedes no garantizan a
ninguna de las provincias españolas. El problema fundamental
es éste.
No me meto con nadie y tengo argumentos para demostrar todas
las maniobras, y .la primera de todas es demostrar si en el
Acta se han recogido las opiniones de la mayoría sobre la
independencia. ¿Por qué han dicho ustedes "garantiza" cuando
no existe ese problema? Es injusto que haya cuatro
Consejeros de Fernando Póo en el Gobierno autónomo, cuando
no hemos podido elegir ni uno solo de los fangs presentados.
España no quiere fangs. Lo que quiere ahora España son
endowes.
Yo no pretendo acusar a la Mesa; a ver si me entienden
ustedes.
No quiero decir que la Mesa sea responsable. Todos somos
hombres y como hombres injustos, aunque los hombres no
deberían hacer esto. El negro, el blanco, el africano,
cualquiera de ellos, todos somos injustos. Precisamente,
cuando yo hablé aquí de que no sabía si existe Dios, yo no
ignoraba la existencia de Dios, sino que lo decía por la
injusticia que los hombres están cometiendo con nosotros.
Ahora, ustedes nos vienen con argumentos técnicos para
tratar de convencer a la Delegación guineana de una cosa que
no es justa. Si el fin fuese recoger la opinión de la
mayoría ¿por qué no se recoge esa opinión y se hace una
Constitución?
Los fangs abarcan desde Camerún hasta Guinea Ecuatorial,
hasta Gabón, y una minoría están mandando a millones y
millones de fangs en el Camerún. Recientemente ha ocurrido
lo mismo con el ilustre africano León Brá (q.e.p.d.) que
prefirió transferir los poderes a una minoría, que es la de
Alberto Dombá. ¿Por qué nos meten ustedes eso de
"garantizar" a Fernando Póo? ¿Es que no saben las trabas que
existen?
Todos somos hermanos y todos tenemos que morir. Nosotros
hemos luchado contra el colonialismo a fin de que todos
seamos iguales, pues morimos iguales y nacemos iguales.
Ya estamos hartos de decir que la Guinea quiere ser libre.
Por favor, hágannos caso. Esta no es forma de dar la
libertad.
Nosotros hemos pedido la independencia de la Guinea
Ecuatorial para el 15 de julio y mantenemos nuestra
petición. ¿Qué quieren ustedes? ¿Que llevemos el asunto por
la violencia? ¿Que declaremos una independencia unilateral?
Si así ocurriera, entonces se diría que nosotros queremos la
guerra.
Quiero hablar claro aquí, en mi casa. Nadie me lo va a
impedir. Que no se diga que Macías es mal hijo de España por
lo que acabo de decir; Macías es un buen hijo de España. Con
los militares, que son los que mandaban, he sido siempre
atento. Yo soy tan español como ustedes y lo seré siempre,
aunque tenga que mantener el espíritu africano. Las razones
que usted me da, en el aspecto político, no son válidas.
Esta fue la inteligencia ¿por qué no se recoge, si la
mayoría quiere una Constitución que sea así? ¿Por qué no se
respeta? Que manden los bubis, que mande el que sea, lo
mismo que en España. El actual Vicepresidente español,
segunda autoridad de la Nación ¿no es de Santoña? Y, sin
embargo, es la primera autoridad después del Jefe del Estado
¿No habrá otro que tenga iguales cualidades políticas? El
error de ustedes está en salvaguardar. Si ustedes no
hubieran dicho esto, nada hubiera ocurrido y tendríamos ya
la independencia en Guinea. No somos capaces de matar a
nadie, no queremos armas, no queremos que nos manden armas,
la pequeña fuerza española estará allí para ayudar a los
africanos a los españoles que tienen allí sus intereses. Que
dejen de hablar de que van a matar ¿Cómo un pueblo de un
cuarto de millón de habitantes va a dedicarse a matar?
Señores: dadnos una Constitución y ese pueblo estará unido a
ustedes-. Esta es mi intención.
Todo lo que ha dicho usted puedo refutarlo yo letra por
letra, pero no puedo hacerlo porque terminaríamos muy tarde.
A mi no me faltan aquí palabras para contestar a todo lo que
usted ha dicho. Si tiene esa buena disposición que lo
demuestre con el acuerdo del Consejo de Ministros que a mi
me parece muy acertado, pero el fallo está en eso: en la
salvaguarda.
Este es un buen político (SEÑALANDO A UN DELEGADO GUINEANO
SENTADO EN LA SEGUNDA FILA). Yo le aseguro a este hombre que
estaba dispuesto a proponerle como Presidente cuando nos
vimos, y aun lo mantengo. El señor Gori fue propuesto
estando en el exilio y lo mismo ocurrió con Atanasio, pero
después que vino del exilio están cambiando las cosas. Y
entonces ¿qué pasa? Ahora, al señor Gori algo le habrá
ocurrido, algo habrá tenido que ver con lo ocurrido en el
exilio. Lo mismo puedo decir, incluso del señor Watson.
Dadnos algo para que vayamos a trabajare; dadnos algo que
nos ayude y acabemos con esto.. Los españoles que quieren ir
a Guinea que vayan. Guinea es hispánica. Por favor,
hermanos. Yo insisto en esto y en un futuro lo demostraré.
Y, si alguien intentara atacarme, diré: España, que está
detrás de nosotros. Esta es mi intención, señor Cañadas.
Ya llevamos mucho tiempo pidiendo la independencia. Estamos
viendo a los gaboneses, He estado ayer en una invitación del
Congo belga (varios señores Delegados piden la palabra); por
favor, que no me corten la palabra, ya hablaren cuando les
toque. Allí, les pregunté: ¿ustedes qué carrera tienen,
diplomáticos?; y me dijeron: aquí no tenemos ninguna
carrera. Y es el error del Congo belga, pero hoy el Congo ya
ha vuelto con los belgas; son hombres suyos, como nosotros
seremos siempre como españoles.
Que me entienda la Delegación española, que soy tan
españolísimo como vosotros. Por Dios, que les conste. Si yo
quisiera ir a buscar una federación con un país vecino
podría hacerlo; nadie me lo prohíbe. Si queremos federarnos
con el Camerún o con Gabón podríamos hacerlo. Yo vivo a un
kilómetro de la frontera. Pero nada de esto existe, porque
nosotros tenemos ya nuestra cultura española y ese es el
derecho que queremos mantener. Queremos que ustedes nos den
la independencia respaldada, como los franceses a Gabón y al
Camerún. Hermanos -esto es lo único que yo pido. Agradezco
muchas cosas de sus palabras, que son buenas, pero no me
convencen si no tengo la independencia en la mano. Muchas
gracias, señor Presidente.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Se produce un fenómeno curioso consistente en la identidad
de puntos de vista del señor Macías con la Delegación
española pidiendo lo mismo: la independencia de Guinea y que
ser lo antes posible. Sin embargo, el señor Macías dice
desconfiar de la Delegación española y del Gobierno español,
que sólo dan palabras y no hechos. A mi me complacería
dentro de la amistad y simpatía que sabe le profeso, que el
día de la independencia de Guinea tuviera el gesto de decir:
Señores, me equivoqué; de verdad que España quería darnos la
independencia. Para ese día le emplazo.
EL SEÑOR BEHOLI (DON LUCAS), de Corisco:
Hago un llamamiento a la Mesa. Me conviene y me gustaría que
España garantice, porque para el Gobierno español, la isla
de Corisco... entonces me callo. Yo no soy partidario de que
en esta ocasión... me callo. Guinea Ecuatorial no es quien
da la independencia, sino el Gobierno español, y aunque
garantice a todos los grupos. Pido a la Mesa aclaración del
artículo 51 del primer documento redactado por el Gobierno
español, a ver que dice, porque no lo entiendo.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Esto es trabajar dentro del orden del día. El documento
¿quién lo tiene? ¿Quiere leerlo, señor Condomines?
EL SEÑOR CONDOMINES:
El artículo 51 dice: "Las provincias se dividen
administrativamente en municipios, cuyos representantes
serán elegidos por sufragio universal. Los Alcaldes serán
elegidos por los Concejales, entre ellos mismos. La Ley de
Régimen Local regulará un régimen especial para el
Ayuntamiento de Annobón, atendiendo a las peculiaridades de
esta isla".
EL SEÑOR BEHOLI (DON LUCAS), de Corisco:
Pregunto a la Delegación española ¿Dónde habéis colocado a
las islas de Corisco y Elobey, que están en iguales
condiciones?
EL SEÑOR CONDOMINES:
No recuerdo que estas islas lo hayan pedido, pero, en caso
de que lo hubiera hecho, se hubiera aceptado una enmienda
por escrito en ese sentido.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Se hubiera incorporado cualquier enmienda en este sentido .
EL SEÑOR BEHOLI (DON LUCAS), de Corisco:
No he terminado. Aquí se ha hablado que en Guinea
Ecuatorial, los grupos Ndowes y todos los demás están
haciendo grupitos. No se trata de grupitos, es que es el
momento en que cada grupo tiene que buscar la fórmula para
poder subir al futuro Gobierno. Tenemos un ejemplo palpable
en el pasado Gobierno autónomo, que es lo que ha traído el
desastre de todo esto. Muchas gracias.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
El señor N'Dongo para una cuestión incidental.
EL SEÑOR N'DONGO (DON ANTONIO):
Yo soy continental y conozco verdaderamente las cosas de mi
país y todos los rincones de mi país y me extraña que un
señor que vive en Corisco y que está convencido que en
Corisco no residen ni cuarenta personas siquiera, quiera
constituir un Ayuntamiento allí.
Entiendo que pueden garantizarse las minorías, no me cabe la
menor duda, pero pretender constituir un Ayuntamiento donde
no viven ni veinte personas, yo no entiendo que
significación puede tener esto. Además, sé muy bien que el
Alcalde de Cogo, en el continente es un corisqueño; por lo
tanto, Corisco está enclavado en el término municipal de
Cogo.
EL SEÑOR BEHOLI (DON LUCAS), de Corisco:
En la isla de Corisco hay gente, pero la abandona como ha
hecho la mayoría de la gente, para ir a Gabón, porque allí,
en Corisco no hay nada. Durante el período de la autonomía,
en los cuatro años de la autonomía, solamente se han lanzado
trescientas chapas de zinc ¿hay derecho a ello?
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Vamos a conceder la palabra al señor Macías, pidiéndole
que sea breve.
EL SEÑOR MACÍAS NGUEMA (DON FRANCÍSCO):
Brevemente, para aclarar, sobre lo que está hablando del
Gobierno. Muchas gracias, señor Presidente Es falso; lo que
hace la minoría es entorpecer la independencia. Voy a
demostrarlo. La única minoría étnica que se ha perjudicado
un poco es la fernandina (Una voz: muy bien), pero, si no
fuera por la muerte del Alcalde tampoco diría que esté
perjudicada. El Alcalde de Fernando Póo fue un fernandino;
cuatro que viven, consejeros; un Gobernador Civil, dos
Delegados gubernativos, Vicepresidente; o Presidente de la
Asamblea, que es alternativo, de la Diputación. Otros
cargos, me callo.
Isla de Annobón; dos Delegados, un Embajador en Madrid
(risas).
Corisco, un Alcalde, que manda Cogo.
Por Dios ¿donde estamos? ¿Por qué estamos volviendo loncos a
los miembros de la Delegación española? Quiero que me
comprendan, por favor; aunque mi voz es de ese carácter, no
estoy enfadado, es carácter de mi padre, como en todas las
palabras que digo se aprecia. En Corisco hay un Alcalde que
aun todavía manda en Cogo, Bueno. Ahora bien, me voy a meter
con ndowes. Un Ndowe sale consejero merced a la buena
voluntad manifestada por los fangs en la Asamblea» ¿Es que
la Ley decía que hay que nombrar a un ndowe o a una minoría?
Y, sin embargo, pese a la mayoría de fangs, se nombró a un
ndowe„ Esa es la cuestión. El Alcalde de la mayor ciudad,
como la capital de Madrid, Bata, todavía es ndowe ¿Cómo
están tan oprimidos estos señores? Ustedes no tienen que
hacer mucho caso de esto.
Y ¿qué es lo que esos señores quieren aquí? ¡Hombre, España
no puede hacerlo todo! ¿Qué culpa podemos echar a España si
no ha hecho algo en Corisco? Yo ataco a España en la
independencia, pero en estos extremos no lo haría ni lo
permitiría. Si en Corisco España no ha hecho algo es por las
dificultades financieras. Pero allí hay un dispensario, hay
una escuela, hay una Iglesia, Yo sé que un corisqueño se
presentó a las Naciones unidas en unión de Ondo Edu, en
unión de Atanasio ¿por qué cometen tonterías? La isla de
Coriseo no cuenta con cuarenta personas, ni diez personas.
Están entorpeciendo la Conferencia y lo hacen porque no
puede ser ni actuar como políticos. No dan la cara al
pueblo. El pueblo conoce al político cuando da la cara. Gori
pronuncia discursos; yo pronuncio discursos. Estamos en
lucha. Eso es lo que hacemos, como yo cuando fui por ahí
inaugurando poblados. Pero ellos no se presentan al público,
no pronuncian discursos, y ahora aquí en la Conferencia
quieren comportarse como políticos. Un político es Atanasio
N'Dongo, que cuando llega el momento habla muy claro ¿por
qué ahora estamos haciendo tonterías aquí? Yo podré estar
frente al Gobierno español en la cuestión de la
independencia para Guinea, pero en esto no. En esto me uno a
España para decir a los que así se manifiestan que si no
pueden hacer política porque no son políticos, que aprendan
de doctor o de abogado y después estarán igual que un
político. Señores: no permitan esto. Porque nosotros
queremos la continuación de España en Guinea Ecuatorial.
Aprecien bien mis palabras. Cuando le costaban los
transportes, España tenía dificultades internas. Ahora se
han regularizado modernamente. ¿Por qué vamos a pedir que
España arregle todo a la vez? Y ahora, el Gobierno autónomo,
con cuatro años-de existencia y cuando se quiere continuar
un país, nos traen problemas. Nada de esto. Yo me opondré
como político, abiertamente. El que quiera que se haga
político, El Gobierno español que no respete nada de eso.
Que mida a las personas. Este hombre yo sé que en Santa
Isabel está trabajando y nunca perteneció a la política. Por
qué cuando llega un momento grave ¿esos políticos donde
están? Que salgan a la luz allí en Guinea Ecuatorial. Cuando
yo boicoteé la autonomía la policía no me persiguió. Incluso
mandé cartas al señor Carrero Blanco, al señor Castiella, a
muchas ilustres personalidades españolas diciendo que no
podía continuar la autonomía. Firmadas por mi puño y letra
¡Acabemos con esas tonterías! Escuchadme y, vuelvo a
repetir, apreciad mis palabras porque será el buen camino
para ustedes y para nosotros, No podemos permitir que
cualquier nación entre en Guinea destruyendo lo que a España
le ha costado tanto sudor, No estoy dispuesto a esto. Su
representación diplomática puede venir como están en el
Camerún y en Gabón. Pero España tiene preferencias. Dejemos
las tonterias. Que si tal, que si tal. Si todos han
participado en el Gobierno. Quien no ha participado en el
Gobierno, aquél que no ha participado porque es cobarde y no
es político, que no se muestre como político aquí en la
Conferencia. Vamos a ver a esos políticos en Guinea cómo
actúan, donde hablan y quién les apoya. Muchas gracias,
señor Presidente.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Gracias. Tiene pedida la palabra el señor Bote.
EL SEÑOR KING (DON THOMAS A.):
Para una cuestión incidental, señor Presidente, hace unos
momentos que tengo la impresión, que creo que se está
convirtiendo en convicción por mi parte, de que estamos
discutiendo concretamente el artículo 51, cuya lectura ha
sido requerida. Y, sí así es, desearía que se recogieran las
conclusiones concretas de las diversas intervenciones, se
deduzca lo que sea y así podremos pasar a otro asunto.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Han tenido ocasión de hablar sobre él, para manifestar su
opinión los señores que lo han estimado conveniente. De
manera que la Delegación española tiene idea de lo que
opinan sobre este artículo los diversos miembros de la
Delegación guineana.
EL SEÑOR BOTE EBOLA (DON ADOLFO), del grupo NDOWE:
Muchas gracias, señor Presidente.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Vamos a establecer el orden de oradores. El señor Bote, el
señor Nang, el señor Copariate. Tiene la palabra el señor
Bote.
EL SEÑOR BOTE EBOLA (DON ADOLFO):
Muchas gracias, señor Presidente. A mi me gusta hablar
primero dando un refrán porque los refranes resumen, o son
el resumen de una declaración o de un juicio. Algún Delegado
guineano aquí, en la I Fase de la Conferencia
Constitucional, dijo que "cuando el río canta, algo hay” y
yo digo ahora otro refrán, que dice: "cuando dos elefantes
luchan la hierba es la que se destruye". Y Martín Lutero
King, dijo: "¿por qué no podemos esperar?. Y Bote dice: ¿por
qué no pedimos esto a los demás?
El grupo Ndowe no ha salido nunca en contra de ningún otro
grupo. Vamos a ser demagogos todo el mundo aquí y vamos a
figurar en el Acta, para hacer propaganda en Guinea. Eso
estamos haciendo aquí. A mi me gustaría que España -por
favor si mis palabras fueren ofensivas al Gobierno español o
a la representación española, e inclusive a la Delegación
guineana, que todo el mundo me perdone - me gustaría exponer
este punto de vista al Gobierno español, si tiene archivos,
como el resto de los países europeos, y estoy seguro que
España tiene archivo de todo lo que hacen todos los países
que han descolonizado. Cuando el río canta, algo hay. Porque
en el fue muerto Lumumba, pero ahora se está haciendo lo que
dijo y profetizó Lumumba. Que no nos engañemos. Aquí se
están haciendo muchas declaraciones demagógicas
euroafricanas. Tengo 44 años. Mi padre me ha puesto en una
Universidad de política; mi padre me ha puesto al corriente
de las evoluciones africanas. Yo quisiera, y puedo decir que
hoy va a ser mi última declaración, pedir a la Mesa que diga
al gobierno español que haga una Constitución al estilo
africano. No tengo suficiente autoridad para sacar mi zapato
y golpear la mesa, como hizo Kruschev, pero le pido que no
haga caso a las declaraciones demagógicas. El grupo Ndowe no
ha ido nunca en contra de ningún otro grupo. Porque en su
día había gente preparada dentro del grupo "fang", voy a
tragar la frase, cortando el camino. La autonomía nos ha
enseñado mucho.
Yo preferiría en estos momentos que, o España es capaz de
hacer una Constitución garantizando a las minorías o crear
un terreno para que las minorías estén debidamente
localizadas.
Si el grupo Ndowe -si quieren que lo diga claro, yo me voy a
tragar las palabras- hubiese estado preparado debidamente
esto no ocurriría hoy en día.
No. sé si queda otra cosa más. Ha habido una ineptitud por
parte de los Delegados de Río Muni, a excepción de algunos.
No he visto a ningún Presidente de Estado que cuando hay una
incidencia vaya a insultar a los nativos de un pueblo.
Yo pido a España, en nombre de Cristo y de su Caudillo, si
todos los Delegados aquí reunidos tienen un respeto al
Gobierno español y en consecuencia al Caudillo Franco, que
haga una Constitución al estilo de África.
Adolfo Bote pide a la Mesa, al señor Presidente, que le deje
hablar porque esto es una demagogia. Hay que hacer una
Constitución, al estilo africano; que todas las minorías, el
grupo "Ndowe" esté debidamente representado,, y que conste
en la Constitución que el grupo Ndowe debe tener cinco o
seis Diputados y que en los escaños ejecutivo y legislativo
haya dos o tres Ndowes. Yo digo las cosas claras porque no
podemos vivir en este engaño. Entre los consejeros hay un
procurador hay unos procuradores de Río Muni, pero, si al
resto nos hubiesen preparado esto no existiría hoy día.
Yo tengo que hablar en defensa de mi grupo, no como
dirigente político.. Si hablase como dirigente político, si
hubiese venido como dirigente político no haría mis
declaraciones en este estilo; pero mis declaraciones se
deben a una representación que ostento, y aquí, cualquier
hombre dentro de esta Sala de Embajadores, todos tenemos un
derecho y unas obligaciones que cumplir, una representación
que defender. Por eso un día, en una de mis declaraciones
-que no sé si se recogió- pregunté cómo España había
concebido la Guinea Ecuatorial. Lo pregunté yo.
Porque nosotros hacemos las casas con material del país que
se llama "agua de soportales"; un hombre forma su maqueta de
casa y cuando la llega a formar, si sale mal echa la culpa a
los que la ven. Yo no puedo tragar ni puedo comer una carne
podrida ya, máxime si se me mete en la mano por la fuerza;
el poder es más que la voluntad. Si el Gobierno español
quiere deshacerse de las minorías y del grupo Ndowe,
conforme, porque sería el Poder; porque contra el Poder, ni
el Generalísimo -perdonadme la frase- ni el Gobierno
español,, ni ningún Estado del mundo que quiera ir a la luna
puede ir en contra de Dios.
Si España hace una Constitución, si el Gobierno español
encuentra otras frases armónicas para garantizar,
garantizar, garantizar; si esta palabra que dice el señor
Macías me ha invitado a nombrarle, si me la dijera un señor
de mayor preparación, yo le haría caso, porgue ya estamos
hartos de los demagogos en este salón. Hemos oído muchas
tonterías de estos señores cuando hablan del Gobierno. Se
han mostrado maestros sin título, dándoles diplomas así. Se
han hecho muchas tonterías. La gente ha ido a mi pueblo a
buscar votos con el dinero de España y. no lo han
conseguido. Realmente se han muerto en accidentes marítimos,
y eso no lo haría el hombre preparado, porque yo conozco a
los que están preparados.
Deseo hacer un llamamiento al Gobierno español, que presume
-perdonadme la frase (y ahora me levanto al estilo africano
cuando hablamos en nuestras salas)-, permitidme decir que,
si España no falsifica esa postura y posición como cristiana
y católica, que nos haga una Constitución al estilo
africano. Si España es cristiana y tiene un respeto
inviolable, indisoluble a su Jefe del Estado, que está en
esa pared detrás de un Ministro, suplicaría a la Mesa que
haga llegar estas palabras al Jefe del Estado para que se
haga una Constitución al estilo africano, porque, si no no
hay nada que hacer. Cuando el río canta algo hay.
Porque la mayoría quieren someter a las minorías. Si España,
si los técnicos dicen no, entonces nosotros diremos: sí,
señor, queremos hacer una Constitución para salvaguardar la
personalidad.
Todo lo que ocurre en los países africanos es culpa de los
países que los colonizaron, como Bélgica -que me perdonen
los belgas cuando sepan que he citado su nombre-, en todos
los países, como Nigeria. El técnico dice: no se puede
poner; nosotros decimos: sí, señor; nosotros queremos que la
Constitución se haga a nuestra forma. Eso es lo que yo pido
al Gobierno español. Recoger todos los datos que hay aquí, y
esto es lo que tiene que hacer. De modo que ustedes no hagan
caso a unas manifestaciones engañosas. España es la que da
la independencia.
Así que mis palabras queden bien sentadas; ruego a la Mesa
que queden bien sentadas, que España, haga constar que
garantiza a todas las minorías, que busque una formula.
Hablo en representación de mi grupo Ndowe, que conste. Soy
uno de los primeros en la colonización; hemos dado educación
y cultura a muchas otras tribus; este no es un dato para
presumir porque hemos tenido la suerte de recibir de España
unas cuantas cosas. Pero todo esto que digo va en contra de
unos señores que aquí vienen a presumir de espíritu
nacional, y éstos son los señores que han sido muy bien
preparados en Río Muni.
No digo otras cosas y pido permiso al señor Presidente para
que me permita marchar a casa.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Señor Bote, le agradeceríamos que siguiera colaborando en
los trabajos de esta Conferencia y le estamos agradecidos
además por la forma directa con que ha defendido lo que ha
creído más conveniente para Guinea Ecuatorial. Constará en
Acta como una aportación a los trabajos de esta Conferencia.
EL SEÑOR BOTE EBOLA (DON ADOLFO):
Señor Presidente, desearía que aceptara que constara en Acta
la intervención que tenía que leer, tal como está escrita.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
La Mesa acepta el escrito que presenta y que, por tanto, la
opinión del señor Bote figure en Acta tal como la tenía
redactada para leerla aquí. Como eso facilitará el dar la
palabra a otros oradores, por parte de la Mesa no hay
inconveniente de que este escrito conste en Acta.
¿Hay algún inconveniente de que conste en Acta el escrito
presentado por el señor Bote? (DENEGACIONES).
EL SEÑOR BOTE EBOLA (DON ADOLFO):.
Excmo. Señor, señores Delegados, tengo el honor de hablar en
nombre de la minoría étnica o comunidad diferenciada ndowe,
como representante oficial de la misma en esta Conferencia.
Ante todo, deseo dar las gracias y felicitar sinceramente a
la magistral defensa que el representante de la minoría
fernandina, Delegado en esta Conferencia, don Agustín Grange,
hizo en la sesión de ayer de todas las minorías étnicas de
Guinea Ecuatorial. Yo creo que, después de su brillante
intervención, poco nos queda que decir a las demás minorías,
como no sea el de la plena ratificación y acuerdo entusiasta
de todo su discurso. Yo confío sinceramente que sus palabras
serán motivo de un profundo cambio de actitud de los
representantes de la minoría bubi y especialmente de la
Delegación española, que ya es hora de que descienda del
Olimpo de las ideas a la realidad de nuestros sentimientos y
aspiraciones.
El régimen de autonomía nos ha enseñado mal, porque nos ha
hecho creer que la política es el arte de obtener puestos,
honores o prebendas. Cuando comenzó esta II Fase de la
Conferencia, parecía que la única preocupación de los
Delegados guineanos era la de ponerse de acuerdo para, con
cualquier clase de Constitución, repartirse
satisfactoriamente los futuros cargos públicos del nuevo
Estado independiente de Guinea Ecuatorial. Unos pensando que
esos cargos van a depender del favor o de la influencia del
Gobierno español, se plegaban dóciles a las sugerencias
fuera y dentro de esta Conferencia, Otros pensando que esos
cargos van a depender del favor o de la influencia de los
grupos económicos españoles establecidos-en Guinea
Ecuatorial, aceptaban consejos y ayudas interesadas. Otros
en fin, buscaban sus apoyos en compromisos internacionales,
desconocidos del pueblo al que habían venido a representar.
Pero, Dios ha querido favorecer al pueblo de Guinea
Ecuatorial, y al pueblo ndowe que represento. Porque solo la
Providencia Divina es la que, en medio de tantas
tribulaciones y temores, y cuando más lejos parecíamos de
estar unos de otros, por fin nos puso en el único y
verdadero camino de salvación. Casi me parece milagroso,
cuándo miro el trabajo y el resultado que nosotros mismos
hemos realizado en estas últimas semanas, que fuésemos los
guineanos los que, en la sesión de ayer pusiéramos a esta
Conferencia a la altura que el noble pueblo español y el
sufrido pueblo guineano merecen, No descendamos nadie ya de
este alto nivel de sinceridad, de verdad y de precisión que
ayer alcanzamos.
Yo quisiera sólo poder añadir a las palabras del señor
Grange que, por encima de todas las garantías
constitucionales a favor de las minorías étnicas, por encima
de las garantías que nos da a estas minorías el sistema
electoral por mayoría, con delimitación constitucional de
zonas electorales, punto éste sobre el que quiero hacer
algunas aclaraciones, la máxima garantía para los distintos
grupos étnicos o comunidades diferenciadas está en la Ley y
en la Justicia.
Yo estoy particularmente sorprendido y confuso de que el
dictamen del Comité técnico español sobre nuestro proyecto
constitucional, de los 23, haya calificado de simplemente
absurdo la formulación de los artículos cuatro y cinco
de nuestro proyecto. Permítanme señores Delegados que lea
literalmente este "absurdo": Artº 4.- "La Comunidad
Nacional.- La población de Guinea Ecuatorial está integrada
por las comunidades diferenciadas naturales de su
territorio. La independencia eleva estas comunidades
diferenciadas a la categoría de comunidad nacional
guineana". = .Artº 5.- "Defensa de la Comunidad Nacional".
El pueblo defiende su comunidad nacional mediante la Ley,
regularmente elaborada, aprobada, promulgada y difundida,
que obliga a Gobernantes y gobernados, y mediante la:,
decisión judicial, adoptada con entera independencia por los
Jueces y Tribunales ordinarios de la Nación".
Pasemos a examinar el art° 4.- El Comité técnico parece
considerarlo absurdo por dos razones: a), porque "es
contrario a la unidad de Guinea Ecuatorial, ya que al hacer
referencia a las comunidades diferenciadas se hace una
insistencia en la composición tribal del Estado, y b),
porque la independencia, aunque esto no la dice expresamente
el Comité técnico, presupone la existencia de una comunidad
nacional guineana. La primera razón fue ya definitivamente
rebatida. por el señor Grange; yo sólo añado que, si el
dictamen técnico español considera absurda la descripción
real de nuestra población, la realidad guineana convierte en
absurdo el dictamen irreal de los técnicos españoles. La
segunda razón es decir, la necesidad de una comunidad
nacional del pueblo guineano, previa a su independencia, .no
pasa de ser otra afirmación, quizás lógica para la mente,
pero no por ello menos absurda para nuestra realidad. La
Comunidad nacional integrada por diversos pueblos o
comunidades diferenciadas menores, sólo puede nacer y
establecerse con el nacimiento y robustecimiento del
sentimiento de solidaridad entre los diferentes grupos o
comunidades étnicas que lo componen. Es evidente que tras
190 años de colonización, es decir, de dependencia absoluta
de todas las comunidades guineanas respecto a la misma
potencia administradora, crea, por el sólo hecho de esta
misma dependencia, una solidaridad en la obediencia, y una
solidaridad en la asimilación de la cultura y de la
civilización que la misma dominación colonial lleva
voluntaria o involuntariamente consigo. Pero esta
solidaridad, que me atrevería a calificar de pasiva, con ser
muy importante, y hasta ahora determinante de nuestra
conducta, no es suficiente para dar paso a la conciencia
nacional. Me explico; la esperanza del pueblo ndowe durante
su larga historia colonial, el recuerdo de su antiguo papel
principal, ha descansado hasta hoy en su directa relación
con la Potencia Administradora, como igual ha sucedido con
cada una de las comunidades diferenciadas existentes en
nuestro país. Esto quiere decir que cuanto más fuerte sea el
sentimiento del pasado, mayor será el sentimiento de
solidaridad pasiva que frente a la potencia administradora
tendremos los diferentes grupos étnicos de Guinea Ecuatorial
y mayor, por tanto, será nuestra necesidad de dependencia
frente a la, hasta ahora, única fuente de seguridad y de
esperanza.
Pero la independencia frente a la potencia administradora,
de todas las poblaciones de Guinea Ecuatorial, por si sola
es el trauma social y psicológico más decisivo de nuestra
existencia colectiva. Por esta razón quizás sean injustas y
superficiales las acusaciones contra algunos de nuestros
hermanos guineanos que no se muestran optimistas y valerosos
ante el futuro, y que, dominados por su pasado todavía y por
hábito, continúan esperando todo de la potencia
administradora. Yo salgo en defensa de estos hombre
naturalmente temerosos, porque aquél de entre nosotros que
no ha sentido nunca la inquietud o el temor ante el futuro,
será quizás admirable por su ciego valor y por su temple de
héroe, pero en el fondo hemos de reconocer que ese valor
está basado en una cierta dosis de inconsciencia. Esto no
quiere decir que el pueblo ndowe no desee por encima de todo
la INDEPENDENCIA de Guinea Ecuatorial, cuanto antes,
urgentemente, como un sólo Estado, como, una sola Nación, en
el que todas las Comunidades diferenciadas podamos encontrar
un sólo y mismo destino nacional. Pero, señores técnicos
españoles, es la visión irremediable, fatal, de ese próximo
e inmediato destino común, surgido del hecho moral colectivo
de la independencia, el que produce entre nosotros, el que
crea nuestras diferenciadas comunidades, un nuevo
sentimiento, inarrebatable y profundo, que nosotros
reconocemos como sentimiento de solidaridad nacional. Este
sentimiento es aún débil y sólo arrebata a los que hemos
tenido el honor, el orgullo y la responsabilidad, de
plantarnos ante la Historia. Pues bien, señores Delegados,
este nuevo sentimiento de solidaridad nacional, que me
atrevería a llamar como de solidaridad activa, es el que a
su vez nos empuja hacia la INDEPENDENCIA. Ninguna
contradicción existe entre la independencia como
contemplación ideal, que nos crea el sentimiento de
solidaridad activa nacional y la independencia como acción
real, que nos crea y nos obliga a la con vivencia
comunitaria nacional. Es esta filosofía de la independencia,
y es esta sociología colonial, la que hemos querido plasmar
en ese lapidario y pedagógico artículo 4, que esperamos sea
la honra de nuestras generaciones futuras.
Pasemos ahora al examen del otro "absurdo". El artículo 5.
Es la civilización occidental la que nos ha enseñado a
distinguir entre dos clases o modos de existencia colectiva.
El modo de existencia primitivo, dominado por la ley del más
fuerte, o, como también dicen ustedes los juristas europeos,
por la Ley de la Selva. Y el modo de existencia civilizado,
dominado por el imperio de una ley gusta y por la decisión
de una prudente justicia independiente, es decir, por una
honesta jurisprudencia. Todos los sociólogos y todos los
juristas imparciales parecen estar de acuerdo en señalar
como uno de los factores determinantes del progreso de un
pueblo el respeto colectivo y el acatamiento de la Ley y de
la Justicia. Hasta tal punto que en este extremo es donde
debe basarse la máxima garantía de la supervivencia
comunitaria. ¿Tiene, pues, algo de particular o de extraño,
es absurdo quizás, que nosotros hayamos querido imprimir en
nuestra Constitución esta suprema garantía? Deben comprender
los señores técnicos aquí presentes que, bajo una
Constitución moderada y eficaz, bajo una Ley recta y bajo
una organización de la Justicia, completamente independiente
del poder político del poder económico y del poder
religioso, es como únicamente las minorías étnicas se
sentirán protegidas hoy, y dichosas mañana de haberse
integrado sin reservas ni temores, a la Comunidad nacional
guineana. Si contamos con una buena Constitución, como la
nuestra de los 23, con unas buenas leyes, elaboradas,
aprobadas, promulgadas y difundidas de acuerdo con nuestra
Constitución democrática, y con una organización de los
Tribunales de Justicia y del Tribunal Supremo, tal como
prevé nuestra Constitución, entonces, señores Delegados, ni
necesitaremos, ni temeremos, las ambiciones de predominio
personal o de grupo. Por esto encabecé mi discurso con el
título de que la Ley y la Justicia es realmente la unida
defensa de las minorías étnicas hoy existentes en Guinea
Ecuatorial.
Ahora quiero aclarar algo sobre el sistema electoral por
mayoría simple, con división constitucional en zonas
electorales que, según parece, los técnicos españoles que
han dictaminado sobre nuestro proyecto, no han comprendido.
En efecto, dice el dictamen de la Delegación española que
nuestro sistema electoral es de una extraordinaria
complicación y que por estar "basado en el sistema
mayoritario simple en circunscripciones unipersonales"
"aparte de los graves problemas de delimitación que
plantearía, favorecerá, sin duda, el que los representantes
su la Asamblea Nacional sean notables locales, y no personas
defensoras de programas nacionales", añadiendo que este
sistema electoral "no garantiza la representación de
minorías no localizadas geográficamente", citando como
ejemplo el caso de la minoría ndowe que, con nuestro
sistema, dicen que no podríamos "contar con ni un sólo
representante en la Asamblea Nacional".
Yo agradezco, en nombre de la minoría ndowe este súbito e
inesperado interés que se toman los técnicos españoles por
la defensa de nuestra comunidad diferenciada. Pero siento
mucho decirles que, agradeciendo su intención, sin embargo,
rechazo su dictamen. Señores técnicos españoles, si ustedes
hubiesen elaborado en proyecto constitucional gubernamental
tal como nosotros hemos elaborado el nuestro de los 23, es
decir, siguiendo un sistema de trabajo en equipo y de amplia
discusión sobre todos los temas, con los oídos bien abiertos
y con el corazón bien dispuesto, seguramente que habrían
llegado a nuestra misma conclusión, sobre las ventajas que
el sistema electoral por mayoría simple y con división en
zonas electorales inalterables, ofrece a las minorías
étnicas de Guinea Ecuatorial. El señor Grange explicó muy
profundamente las altas razones de filosofía política que
determinaron la elección, por nuestra parte, del sistema
electoral de mayoría. Yo quisiera añadir ahora las razones
prácticas, de orden ele mental, que nos han convencido
plenamente de las ventajas de este sistema. Miren ustedes,
la minoría ndowe de Río Muni, efectivamente no es una
minoría netamente concentrada sobre un espacio territorial,
pero tampoco es una minoría completamente dispersada sobre
el territorio nacional, los ndowes habitamos en Bata, en Río
Benito, en Cogo y en Río Campo, como tal comunidad, sin
perjuicio de la dispersión individual que pueda existir en
el resto de Río Muni y Fernando Póo. Los votos electorales
ndowes están, por tanto, concentrados en estos tres
distritos. El problema, pues, se reduce a un acuerdo sobre
geografía electoral con los fangs de estos mismos distritos.
Pues bien, señores, este acuerdo ha sido concluido antes de
redactar nuestro texto constitucional, estableciendo cinco
zonas electorales en Bata, a pesar de que, por su población,
tendría que haber tenido una menos que Ebebiyin y dos zonas
electorales en Cogo y Río Benito, a pesar, de que a Cogo,
por su número de población, le correspondía sólo una. Este
favor que la mayoría fang hace a Bata y Cogo, obedece
exclusivamente al deseo y a la generosidad del pueblo fang
de ayudarnos en nuestro deseo de presencia positiva en la
vida política nacional. Pero además también hemos llegado al
acuerdo sobre una precisa y concreta división de cada zona
electoral en los distritos de Bata, Río Benito y Cogo, de
tal forma que, por ejemplo, en Bata una zona electoral
comprenderá sólo Río Campo, pero extendiéndose hasta donde
es preciso para evitar que los electores ndowes estén solos
en la zona, y para conseguir que sean, al menos
potencialmente, mayoritarios frente al fang en esta zona. Lo
mismo se ha hecho en Cogo y Río Benito. Y estamos pendientes
de ultimar los límites de las otras cuatro zonas de Bata,
para incluir ya la concreta delimitación de todas las zonas
electorales en la próxima Ley electoral, que debemos
elaborar y someter, junto con la Constitución, a referendum
nacional. Con este procedimiento, señores técnicos, si el
grupo o comunidad diferenciada ndowe quisiera actuar como
tal, políticamente, podría obtener hasta cuatro Diputados en
la Asamblea Nacional. Por otra parte, este mismo sistema y
este mismo criterio es el que ha inspirado la división
electoral de Fernando Póo, tal como expuso ayer el señor
Grange. Yo sólo quiero aclarar al Comité Técnico que ha
dictaminado, que tampoco tiene razón cuando dice que ha
habido discriminación contra Santa Isabel, en beneficio de
Bata, en cuanto al número de Diputados por cada una. Si
hubiesen leído atentamente la división en zonas electorales
que hemos realizado en nuestro proyecto constitucional, y
conociesen bien la geografía de Guinea Ecuatorial, se
hubieran percatado de que los tres Diputados de Santa
Isabel, corresponden solamente al casco urbano, es decir a
la ciudad y no al distrito de Santa Isabel, mientras que en
el caso de Bata, los cinco Diputados corresponden al
distrito de Bata y no solamente a la ciudad de Bata.
Termino haciendo constar también la tranquilidad y la
confianza de la comunidad ndowe ante la comunidad fang,
respecto al futuro, solidificada esta confianza por la
actitud de este grupo mayoritario frente a nosotros durante
la etapa de la autonomía, votando sin discriminación alguna,
a favor de los dirigentes políticos de origen ndowe lo que
ha permitido que, por dos veces consecutivas, un Consejero
del Gobierno Autónomo haya sido un ndowe.
Quisiera rogar a la Mesa se sirva ordenar no sean tenidas en
cuenta ni incluidas en el Acta de la sesión del viernes
pasado, las frases de agravio y las alusiones personales
que, corno tantas otras que fueron pronunciadas y retiradas
en su día, se lanzaron en dicha sesión contra la persona que
nos ayuda. No es éste el camino que debemos escoger los
guineanos para construir la Guinea. Nadie nunca aquí ha
criticado ni censurado ciertas otras ayudas que todos
conocemos y sobre las que preferimos seguir callados ¿No es
justo que ahora hagamos lo mismo? Yo no quiero imponer mi
criterio, sólo pido a la Mesa que tome en cuenta mis
palabras y no permita que consten en Acta las intervenciones
a que me refiero y si alguien quiere salirme en contra que
levante el dedo para que veamos quien es el que puede tirar,
la primera piedra.
Asimismo pido, encarecidamente a la Mesa que retire del Acta
de la sesión de ayer las ofensas personales y los juicios
temerarios que, sin conocimiento de la persona y sin
conocimiento real de la verdad, pronunció el Excmo. Señor
don Bonifacio Ondó Edú, y en esta petición creo recoger el
deseo el ánimo y la indignación de mi grupo contra tales
ligeras e irresponsables palabras.
El grupo ndowe rechaza, una vez más, el proyecto
constitucional elaborado por la dicha Comisión
hispano-guineana, y aprueba y se ratifica en el contenido
íntegro del proyecto constitucional de los 23, solicitando
de la Mesa que vuelva sobre su decisión anterior, puesto que
rectificar es de sabios, y admita nuestro proyecto cono el
texto definitivo de la Constitución que ha de ser sometida a
referendum del pueblo guineano.
EL SEÑOR KING (DON THOMAS A.):
Mi intervención, por lo menos, será breve en atención a que
en el proyecto de Constitución sobre el cual gira esta
discusión, he tenido bastante participación. Las palabras
del señor Bote emiten un juicio de valor y es que aquella
inquietud afecta en toda su extensión a los demás grupos
minoritarios encuadrados en la Guinea Ecuatorial, Y por
ello, propongo como fórmula para el supuesto de que una
Constitución no pudiese recoger tantos detalles, se llegue a
un compromiso de redactar un documento aparte, como anexo a
dicho documento que tiene un carácter propiamente
constitucional.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Dos palabras solamente para hacer resaltar lo siguiente: en
la pretensión de las minorías étnicas que quieren ser
garantizadas hay una coincidencia con lo expresado por el
señor Macías, quien nos ha explicado que a estas minorías,
de hecho, se les ha dado participación en todos los puestos
del Gobierno. Entonces ¿qué sentido tiene resistirse a dar
una garantía para que continúen así?
La Delegación española quiere llegar a que se redacte una
Constitución africana porque va destinada a un pueblo
africano. Pero tenemos que formalizar una estructura
constitucional que sea capaz de regir los destinos políticos
precisamente del pueblo guineano en la independencia. Se
comprueba cada vez con mayor evidencia que hay más
rivalidades personales en vuestras discusiones que conceptos
antitéticos. Nos enteramos ahora que todas las minorías han
tenido participación y muy numerosa en todos los cargos del
país. Estas minorías quisieran que esta participación
estuviera garantizada en el futuro., No me parece muy
difícil alcanzar un acuerdo sobre este punto. Lo someto a la
Delegación guineana.
EL SENOR NANG ONDO (DON ANTONIO CANDIDO):
Si continuamos así, estaríamos hasta mañana.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Si el orador que tiene pedida la palabra renuncia a ella,
cortaré, como ayer, el debate; pero si no renuncia,
continuaremos la sesión.
Vamos a leer el orden de oradores para pasado mañana, para
ver si están ustedes conformes con el mismo: 1º, señor Nang;
2º, señor Copariate; 3º señor Balboa; 4º, señor Econg; 5º,
señor Nsue Angue; 6º señor Nsue (D.Esteban), y 7º señor
Messeguer.
EL SEÑOR ECONG ANDEME (DON PEDRO):
¿El señor Balboa es miembro de la Conferencia?
EL SEÑOR CAÑADAS:
Sustituye al señor Ibongo por el Grupo a qué pertenece, por
razones que ignoro.
EL SEÑOR BALBOA (DON ARMANDO):
La sustitución del señor Ibongo por mí consta en Secretaría
en una carta que envié el mismo día en que el señor Ibongo
llegó a esta Conferencia, diciendo a Secretaría que el señor
Ibongo, mientras estuviera en Madrid, participaría en lugar
mío en la Conferencia Constitucional. Por circunstancias
personales, el señor Ibongo ha tenido que trasladarse a su
sitio de residencia y volverá dentro de unos días. Creo que
estoy en pleno derecho de participar en la Conferencia
Constitucional.
EL SEÑOR NSUE (DON ESTEBAN):
En la lista de oradores del día de ayer constaba mi nombre y
todavía no se me ha concedido la palabra.
EL SEÑOR PRESIDENTE:
Estamos intentando reconstruir la lista. Está usted
apuntado.
La lista de oradores para pasado mañana queda
definitivamente así: 1º, señor Nang; 2º, señor Nsue (D.
Esteban); 3º señor Coparíate; 4º, señor Balboa; 5º señor
Econg; 6º, señor Nsue Angue, y 7º, señor Meseguer.
Se levanta la sesión.
Son las veintidós horas.
DON JOAQUÍN CASTILLO MORENO, Marqués de Castro de Torres,
Coordinador de la Conferencia en funciones de Secretario,
doy fe de cuanto antecede. Madrid, fecha ut supra.
[Va la firma]
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